Eduardo Kunstek
Hoy la magia desgarró su velo, la partida de Gonzalo nos priva del don más extraordinario que un ser puede tener. La capacidad de unir a todos, al unir a los artistas tomar de cada uno de ellos guardar un poco de su imaginación, tan solo la suficiente como para mantener la magia de al menos tres generaciones de artistas en su recinto que, desde su jardín, con sus esferas y figuras metálicas de su creación nos ubican en un espacio estelar, en una constelación si hablamos metafóricamente, lo cierto es que uno se encuentra inmerso en un espacio “Cardociano” por decir de alguna manera, ese estar tan propio de Gonzalo que vivando a la vida compartió con su familia, los artistas, los vecinos y la propia ciudad Oruro.
Es una pena muy grande ver partir a un ser humano cuya vitalidad constituía en mantener viva la creatividad. Qué extraordinario legado nos deja Gonzalo, un señor del arte, un gran mago del amor.