Los fantasmas del sábado (Editorial 3600), de Adhemar Manjón, es una colección de cuentos o una novela breve, como el lector lo prefiera.

Martín Zelaya
Santa Cruz de noche. Santa Cruz de fin de semana. Calor, alcohol y ebulliciones varias. Seis historias independientes pero encadenadas; seis historias que, aunque no tienen en común más que algún encuentro o mención fortuitos, son cada una un capítulo de la misma novela. Sobra decir que el destino de sus protagonistas alcanza momentos definitivos en la misma tarde-noche-madrugada.
Los fantasmas del sábado (Editorial 3600, 2021) de Adhemar Manjón, es uno de esos libros que de verdad se disfrutan de un sentón un sábado por la tarde (y mejor si es con un par de cervezas y haciendo hora para salir a bolichear).
1
El oficinista con un matrimonio en crisis que es asaltado justo cuando, en la epifanía propiciada por las cervezas, se arrepiente de todo y promete cambiar.
2
El mecánico soso que presencia un asesinato y por fin logra cargarse a una mina.
3
El eterno perdedor que no tiene amigos ni chica y que, en las pausas de los vídeos porno, sufre imaginando cómo de bien la pasa el resto.
4
El delincuente juvenil que está seguro de que todo le saldrá bien por siempre, hasta que cambia su suerte.
5
El adolescente que no puede creer su suerte la noche en que pierde su virginidad.
6
La puta marginal y adicta que presencia dos muertes en la misma mañana.
El alcohol, la violencia y el frenético ritmo de la urbe articulan este sumario de beautiful losers. Ameno, lleno de humor y bien narrado –salvo algunos deslices– este compendio de cuentos / novela breve es la consolidación de la propuesta refrescante –y aún perfectible– que Manjón demostró ya en su debut, Génesis 4:12 (Perra Gráfica, 2016).
1
“Uno de los guardias de seguridad abre la puerta, el otro sujeta con fuerza a Ricardo. El que abrió la puerta aprovecha que Ricardo está dominado para buscar en su pantalón la billetera y sacarle plata”. (13)
2
“Es un caluroso y húmedo mediodía de sábado. Goyo está en la fila de la gente que quiere comprar un pollo de “Pollos a la broaster Angelitos”. (33)
3
“Ronny está acostado en su cama. Con los ojos cerrados, se aguanta las ganas de llorar, se pone una almohada en la cara y grita, grita con todas sus ganas, afloja su rabia, su desesperación, y llora”. (49)
4
“La moto manejada por Ibra avanza a toda velocidad por la ciudad, se mete por varias calles, rebasa micros y otros vehículos. Atrás de él está Maicol, bregando para no caerse e intentando acomodarse el arma –aún caliente, todavía humeante– en la cintura del pantalón”. (59)
5
“Carola, Mirko y Beto van corriendo por la calle Aroma y se paran en el cruce con la calle Bolívar. Estaban en un pequeño bar cerca de Los Pozos y se salieron para ver qué pasaba por el centro antes de ir a la casa de Mirko. Carola está un poco acelerada por el alcohol y no deja de reír”. (73)
6
“Las ganas de orinar despiertan a María, se soba el bajo vientre. Le da flojera levantarse, pero no le queda otra que hacerlo o terminará mojando la cama. En ese cuartito que funciona como su dormitorio, su comedor, su sala se mezclan el olor de ungüentos con el de sudor, humedad y cigarros”. (87)
Cada frase es la inicial de cada uno de los cuentos / capítulos. Manjón deja claro desde el principio no solo qué va a contar, sino el tono, el registro. El desarrollo y el cierre dan la talla.
PD. No desentona en ningún momento con la atmósfera de Los fantasmas del sábado, arriesgar un guiño (un link) con el episodio 22 películas cortas sobre Springfield de la temporada 7 de Los Simpson.