El Cuervo, una feliz aventura literaria

Martín Zelaya

“El Cuervo ha logrado trazar una línea que lo sitúa en un lugar excepcional, con un prestigio e imagen bien ganados”, dice, desde Perú, Salvador Luis. “El Cuervo es la mejor editorial de Bolivia”, afirma, contundente, Juan Terranova desde Buenos Aires.

“El Cuervo aparece en la escena boliviana como una bocanada de aire fresco que revitalizó el pulso literario”, piensa el cruceño Maximiliano Barrientos. “Es un emprendimiento editorial digno de elogio en un medio como el nuestro que, más allá del cliché sociológico, se sigue presentando hostil para la práctica y el desarrollo culturales”, concluye Sebastián Antezana.

“Quería armar un proyecto colectivo que fuera parte de mi época, no de mis padres o de mis abuelos, publicando cierta literatura de este momento. Es incierto saber si lo conseguimos: no siempre se puede seguir la velocidad del presente. Sostener es el desafío, porque solo con mucho tiempo se arma un catálogo sólido”, comenta, finalmente, Fernando Barrientos, el gran protagonista de esta historia.

Que Fabián Casas y Patricio Pron, dos de los más destacados escritores argentinos de las generaciones post Piglia, Pauls o Aira, publiquen en un sello nacional no es poco, como tampoco lo es que más de un libro de autor boliviano –Vacaciones permanentes de Liliana Colanzi, por poner un ejemplo– consiga publicarse en el exterior luego de una edición local.

Todo esto lo logró editorial El Cuervo en los últimos años –desde que en mayo de 2008 debutó con Cuadernos de sombra, de Julio Barriga, uno de los grandes poetas bolivianos vivos–, en los que configuró un estupendo catálogo hasta ahora compuesto ya por cerca de medio centenar de libros, entre los que destacan obras como Tierra fresca de su tumba y 98 segundos sin sombra de Giovanna Rivero; Los afectos y Los años invisibles de Rodrigo Hasbún, por hablar solo de autores nacionales, que se hicieron clásicos desde su publicación; pero también títulos de escritores extranjeros como Trucha panza arriba, de Rodrigo Fuentes, o Cuando éramos hombres lobo, de Álvaro Bisama.

“Aunque nuestro primer título es un poemario, luego decidimos no publicar más poesía, por la estructura del mercado, pero también porque nos interesa explorar la narrativa (ficción y no ficción). Nos guiamos por nuestro gusto como lectores, pero no siempre se puede hacer lo que uno quiere y el realismo se impone”, explica Fernando –creador y director de este proyecto– respecto de su línea editorial dividida en cuatro colecciones: Ficción, Crónica, Ensayo y Trazos (arte) y Ch’itis (literatura infantil).

Si de hallar características que hacen diferente a El Cuervo se trata, está el selecto catálogo nacional: a los autores arriba mencionados hay que agregar a Maximiliano Barrientos, Sebastián Antezana, Claudia Peña o el boliviano español Alex Ayala, por ejemplo; la acertada idea de introducir al lector boliviano a lo mejor de la nueva narrativa de países vecinos y, cómo no, la lección de diseño de portadas rubro en el que –hay que decirlo sin reparos– lleva varias cabezas de ventaja a cualquier otra casa editorial del medio, gracias al talento de Leandro Escobar.

Desde la casa

¿Y por qué publicar en El Cuervo? Responden cuatro escritores de la casa. “Fernando es el mejor, más dedicado, atento, educado, trabajador y talentoso editor que tuve. Si por mí fuera publicaría todos mis libros en El Cuervo”, dice Terranova.

Sebastián Antezana: “Yo me animé a publicar con ellos porque el carácter de editorial pequeña e independiente le iba bastante bien a una segunda novela mía (El amor según) que, en muchos sentidos, es también un libro pequeño y algo distante respecto de mi primera novela”. “Ninguna otra editorial boliviana le propone a los lectores un acercamiento tan directo con autores que empiezan a rediseñar la cartografía de la ficción actual en español”, agrega.

Maxi Barrientos: “Como en ninguna otra editorial, en los últimos años en Bolivia se nota que en El Cuervo detrás de cada apuesta hay alguien que intenta ordenar o desordenar el panorama narrativo, hay un DJ”.

 “Cuando empecé a trabajar con El Cuervo, Fernando había publicado unos pocos libros, pero me llamaba mucho la atención el cuidado que les ponía. A mí no me preocupa el tamaño del mercado o las ventas… Lo que sí me interesa es colaborar con gente que me inspira, que se esfuerza y que, claro, aguanta mis locuras. Fernando y yo colaboramos porque transmitimos en la misma frecuencia”, sostiene Salvador Luis.

Finalmente, Edmundo Paz Soldán sostiene que “en muy poco tiempo El Cuervo se ha consolidado como una editorial fundamental de literatura contemporánea, no solo nacional, sino latinoamericana. Su línea es clara: de autores que buscan propuestas estéticas renovadas, que tienen una presencia continental. En ese sentido, que la mayoría sean bolivianos no es tan importante como el hecho de que todos están en diálogo con los autores latinoamericanos del catálogo”.

Editorial artesanal Almatroste

César Antezana

Somos una editorial autogestionaria e independiente que reivindica el trabajo artesanal y que al hacerlo cuestiona la lógica serial e impersonal del mercado. Queremos devolverle algo a los ejercicios de hacer y comprar un libro. Retomamos parte de la tradición de los fanzines en cuanto a su confección manual y a su capacidad de disrupción en escenarios formales. Publicamos también, en paralelo a la editorial, un fanzine de regular aparición: La Zurda Siniestra.

Al mismo tiempo es muy importante para nosotras trabajar la materialidad de nuestros libros en cuanto a su presentación: que la tapa, contratapa, colores, formas, diseños, color del papel, el tipo de cosido, etc. se adapten a nuestras colecciones, a nuestros títulos, teniendo en cuenta la noción de libro-objeto, que le debemos en parte al mexicano Ulises Carrión. Esto lo hacemos sin pretensión impostada: queremos que nuestros libros funcionen, tanto para los/as autores/s, como para los/as lectores/as.

Trabajamos en relaciones horizontales dentro del grupo editorial, pues no existen cargos en nuestra colectiva que conduzcan a jerarquía alguna. Todo el proceso de manufactura, pero también la edición de los textos, pasando por su diagramación, hasta llegar al armado de los libros, lo hacemos nosotrxs. Operamos como una asamblea en la que todas nuestras opiniones tienen la misma importancia, si bien cada una tiene tareas específicas. Las decisiones se toman en consenso y los recursos generados se reparten igualitariamente, privilegiando la obtención de fondos para las siguientes publicaciones. Para nosotras es también muy importante el diálogo con nuestros/as autores/as. Los procesos de edición de los textos son respetuosos, pero no idolátricos. Y es que para nosotras los libros nunca estarán terminados: susceptibles a la modificación, a la alteración, a la intervención, de común acuerdo, claro. La dimensión colectiva forma parte de nuestra propia comprensión de lo que es la literatura y la cultura en general, no solo de la manufactura de los libros, sino también de sus propias escrituras como procesos.

Reivindicamos en nuestra labor publicar autores/as inéditos/as en lo posible, que propongan nuevas líneas estéticas en general o presenten formal y/o temáticamente condiciones relevantes para la publicación de su trabajo. Por supuesto esta es una labor subjetiva y la asumimos como tal: no pretendemos ser voces autorizadas para formar ningún canon. Deseamos ser parte, parafraseando a Fernando Van de Wyngard, de un paisaje, lo más amplio posible.

Por otro lado, es parte de nuestra identidad colectiva el integrar diferentes expresiones, registros y narrativas en nuestras publicaciones: historietistas, fotógrafos/as, artistas plásticos, dibujantes, han sido invitados/as para diseñar las imágenes de nuestras portadas e interiores. Y cuando lanzamos algún título, proponemos puestas en escena, acciones performáticas que acompañen los actos de presentación, ya sea en lugares elegantes, institucionalizados, en espacios culturales alternativos o en antros populares (acaso nuestros favoritos).

Uno de nuestros principales objetivos es amplificar las voces de personajes que no tienen acceso a otras editoriales, digamos más reconocidas en el medio, para divulgar su trabajo. Pero para provocar un puente entre nuestros/as autores/as y sus propuestas con el mundo académico, oficial, etc. involucramos en los prólogos y posfacios, a reconocidos otros personajes del quehacer literario. No buscamos aprobación alguna, pero tampoco queremos el aislamiento: lo que hacemos es forzar el contacto, el roce, la conversa, el diálogo.

Las personas que formamos parte de la editorial, llevamos más de quince años realizando distintas actividades relacionadas con el mundo de la cultura en el espacio transcultural Almatroste, de la ciudad de La Paz (hasta finales del 2019). Hemos sido parte de la organización de las contraferias del libro y de las ferias de libro independientes y autogestionadas (FLIA) en varias versiones, desde el 2005. Hemos coorganizado, con otras valerosas editoriales, encuentros como Mixturarte, Libros libres y El hormiguero durante el duro año del 2020. Somos parte de la organización de espacios de lecturas colectivas de poesía desde el 2004 y pudimos activar, junto con otros/as compañeros/as, el espacio Caldo de huesos hasta el 2019. Hemos participado en innumerables otras ferias, tanto en nuestra ciudad como en otras capitales del país.

Nuestros precios pretenden ser asequibles a los bolsillos de la gente: no somos parte de las élites de este país y no trabajamos para ellas tampoco. Publicamos porque creemos que las escrituras de nuestras autoras y autores encarnan una cierta interpretación del mundo, una otra forma de nombrarlo. Porque con sus voces nos sentimos enriquecidas en nuestra propia comprensión de la vida, de la cultura, del amor, de la libertad…

Y porque en última instancia, cualquier gesto de nombrar el mundo nos recuerda que éste puede ser transformado.

Nuestro catálogo, tanto en poesía y narrativa, así como en formato de postales incluye a Katterina López Rose, Alejandría Carranza, Tania Sáenz, Fernando Llanos, César Antezana Lima, Giovanni Bello, José Mattos, Sarawi Andrango, Roxana Colibrí, Guiomar Arandia, Beatriz Jurado Ramírez, Nadia Rolque, Sebastián Melmot-Iris Kiya y Alejandría Carranza. Nuestros próximos proyectos son el poemario Confesiones de una diva histérica de Leonel Inti y el fanzine Alquitrana y las susceptibles.

La Hoguera

El Grupo Editorial La Hoguera fue fundado el 30 de noviembre de 1989 en Santa Cruz de la Sierra. Sus creadores fueron Alejandro Coronado, Alfonso Cortez, Pedro Antonio Gutiérrez y Hebert Mojica. Todo comenzó cuando uno de ellos les presentó un manuscrito de cálculo diferencial e integral. Ese fue el primer libro de la editorial que comenzó llamándose Editorial Jisunú, un vocablo camba se refiere al huevo que se deja en el gallinero para que la gallina ponga más huevos. Aproximadamente un par de años después, se cambiaría el nombre a editorial La Hoguera, en referencia al antiguo ritual cotidiano de las personas reuniéndose alrededor del fuego a conversar y a compartir conocimientos. De ahí surgió el primer slogan de la editorial: el fuego del saber.

En esos tiempos, la Editorial comenzó vendiendo textos para universitarios y de ahí pasó al ámbito de los textos escolares para los niveles inicial, primaria y secundaria. Los primeros libros de matemáticas tuvieron tal éxito que, en 1992, eran el principal competidor del famoso libro de Baldor. Su primer lugar oficial de ventas fue en la calle Independencia número142, a media cuadra de la Manzana 1 en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Actualmente la Editorial cuenta con librerías en ocho de los nueve departamentos y en nueve ciudades de Bolivia.

La Editorial La Hoguera se caracteriza por brindar un apoyo permanente a los educadores de Bolivia. Es por eso que, en el año 2007, nace la Casa del Maestro, una iniciativa para formar, capacitar y apoyar a los maestros a nivel nacional de manera totalmente gratuita.

La Editorial también cuenta con una amplia colección de más de 400 obras literarias de autores nacionales. Uno de los mayores hitos de nuestras obras literarias fue la creación del Plan Lector “Lean Cuantos Quieran”. El Plan Lector abarca más de 150 obras infanto-juveniles para chicos de todos los cursos. Todas las obras están categorizadas por edades, valores que se hablan en la obra y dificultad de la lectura. Además, cada obra viene con una ficha didáctica para que el alumno profundice en su comprensión lectora. Gracias a que nuestros autores son nacionales, los profesores y estudiantes que trabajan con nuestros libros del Plan Lector tienen encuentros con los autores en los colegios. Nuestro público objetivo son los colegios particulares de Bolivia.

La pandemia fue un golpe duro para la editorial, sin embargo, tenemos un equipo resiliente que se adaptó de la mejor manera a las nuevas tecnologías y necesidades. Ahora todos los servicios a los colegios se hacen de manera virtual a través de nuestras redes sociales y de la herramienta Zoom. También tenemos encuentros con autores de manera virtual y esto nos ha permitido que podamos llegar a lugares donde antes no llegábamos por distancia y accesibilidad. Este año también se ha desarrollado una plataforma que acompaña nuestros textos, lahogueradigital.com. Esta plataforma educativa posee recursos como videos, diapositivas, audios, imágenes y juegos para los estudiantes y profesores.

Tenemos varios proyectos en la parte tecnológica a corto, mediano y largo plazo. Desde mejorar nuestros servicios de manera digital, hasta poder vender los productos por la web. Estamos convencidos que la tecnología abre muchas puertas y genera oportunidades en lugares a los que antes no se podía llegar. De alguna manera, se democratiza la educación, el aprendizaje y el acceso a los libros.

Editorial 3600

Para decirlo en números: ocho años de vigencia; 300 libros; cinco colecciones: (narrativa, poesía, ensayo, infantil y periodismo); tres premios nacionales, los más importantes: Nacional de Novela, Nacional de Poesía “Yolanda Bedregal” y Concurso Nacional de Literatura “Franz Tamayo” (de cuento).

Para decirlo en nombres: Adolfo Cárdenas, uno de los mejores narradores paceños; Matilde Casazola, emblemática poetisa y cantautora, y Juan Pablo Piñeiro, uno de los más destacados escritores bolivianos de inicios de los 2000. Pero además Juan de Recacoechea, Víctor Hugo Viscarra y Manuel Vargas, entre otros.

Para decirlo en títulos: Periférica Blvd., la novela boliviana más vendida en los últimos lustros, y Cuando Sara Chura despierte, la obra literaria más reciente entre las incluidas en la Biblioteca Boliviana del Bicentenario, acaso el más ambicioso canon de libros nacionales, y La del estribo Obra completa de Víctor Hugo Viscarra, libro definitivo sobre el desaparecido narrador, un fenómeno de ventas, lectores y crítica a inicios del milenio que corre.

Pero hablar de la editorial 3600 es mucho más que esto. Luego de más de una década como parte de Gente Común, Marcel Ramírez, gerente general y fundador, tomó un nuevo rumbo y a inicios de 2013 conformó un nuevo equipo editorial. Así surgió 3600, una ambiciosa iniciativa que tardó poco en consolidarse en el panorama editorial-literario paceño y nacional.

No es fácil publicar –en nuestro medio, sobre todo, e incluso en muchos países de la región– a razón dos o más obras por mes (salvando el “año muerto” por la pandemia) y además –en esto hay que hacer énfasis– tomarse el trabajo de seleccionar cuidadosamente cada título y autor. Ese es el espíritu de 3600.

Hace pocas semanas se recordó el octavo aniversario de inicio del proyecto: fue el 19 de febrero de 2013 cuando el logotipo definitivo de 3600 se colocó en el primer libro: Forasteros en Flores, la edición XXXIX del Concurso Nacional de Literatura “Franz Tamayo”. “El motivo de ser de la editorial –cuenta Ramírez– siempre fue la difusión de voces de la literatura boliviana dentro del país. Es decir, el objetivo principal es dar la oportunidad al público nacional de conocer tanto a autores consagrados como a nuevas voces”.

La esencia, la diferencia

Pero si hay algo en lo que Ramírez quiere hacer énfasis es en la selección del catálogo y en el trabajo cuidado, minucioso y honesto en cada libro. “Me interesa ante todo la calidad, es por eso que si los directores de cada colección no aprueban un libro, sea del autor que sea, este no sale”, asegura.

Willy Camacho, director general de 3600, cuenta otro de los puntales que caracterizan a la casa editorial: “no se trata de publicar solo autores consagrados, sino de seguir promocionando escritores jóvenes, pero ayudándolos a pulir sus textos (a unos más, a otros menos), para que sus libros no desentonen (en términos de calidad literaria, no solo ya estilísticos o estéticos)”.

“Si en algún momento –agrega Willy– sobre todo durante la pasada década, hubo editoriales que aceptaron acuerdos “especiales” de publicación (el autor pagaba parte, o incluso el total, del dinero requerido para la impresión), creo que esto ocurre cada vez menos, pues las editoriales bolivianas, para subsistir en un mercado global y descontrolado, necesitan distinguirse por la calidad de sus catálogos”.

Y es que las editoriales deben ser responsables de lo que publican y tomarse el trabajito de editar y exigir una labor rigurosa con los textos. Eso es muy sano para los jóvenes que están comenzando a escribir, un sector esencial para esta editorial. Al buen estilo de conocidas casas editoras europeas o estadounidenses –y en condiciones abismalmente diferentes– 3600 quiso crear de manera paralela a su aparato editorial un ala de difusión: 88 grados, revista de literatura momentáneamente en pausa; El hado propicio, una colección abierta a coedición con otras instituciones y autores; y por último pero no menos importante, la colección de Obras completas: a la fecha, la editorial paceña tiene publicadas o en proceso de edición la totalidad de los títulos de Adolfo Cárdenas, Matilde Casazola, Claudio Ferrufino-Coqueugniot (autores vivos);  Juan de Recacoechea y Víctor Hugo Viscarra (autores fallecidos) y, muy pronto, la obra narrativa de Jesús Urzagasti.

Librería Editorial Subtterránea

En nuestra sección Tipos Móviles, esta vez presentamos a Subtterránea, una editorial decantada por textos de sociología, historia y política.

Subtterránea es un emprendimiento relativamente nuevo, aunque alimentado por dos vertientes editoriales con una trayectoria más amplia: editorial El viejo topo y didáskalos editores que se fusionaron para dar origen a Subtterránea en agosto de 2019. César Uscamayta, de “el viejo topo”, ya venía desarrollando actividades editoriales con anterioridad, publicando preferentemente obras de no ficción; es decir, ensayo sociológico, político, histórico y de otras áreas de las ciencias sociales y, eventualmente, algún material de carácter técnico; en tanto que Yolanda Téllez, desde 2016, con didáskalos editores se dedicó fundamentalmente al ensayo político/histórico.

Ambas casas editoriales decidieron fusionar sus actividades, capacidades y recursos para dar origen a Subtterránea Editores que desde el año de su creación publica no solo ensayo sino también obras de creación literaria.

Una de las fortalezas de Subtterránea es el servicio editorial que ofrece, entendiendo por edición el trabajo de lectura minuciosa de los originales y la corrección de estilo de los mismos, de modo que el lector tenga en sus manos un trabajo cuya edición ha sido cuidadosamente trabajada.

Al contar la editora con una librería propia, el trabajo de distribución de las publicaciones es menos oneroso en todos los sentidos, tanto en tiempo y recursos como en logística, a lo que debe añadirse que Subtterránea cuenta con una muy efectiva red de socialización de publicaciones en las redes sociales y una web (bolivialibros.com.bo) en la que el público lector puede encontrar no solo las publicaciones propias, sino de otras importantes instituciones académicas y editoriales cuyo catálogo es también “colgado” en la web, de modo que al visitarla, puede encontrarse un banco de publicaciones bastante completo y de fácil acceso. Como efecto de la pandemia global, Subtterránea ha desarrollado una red de distribución de su material en todo el país, de modo que los lectores pueden recibir el material bibliográfico en cualquier ciudad capital o intermedia del país.

Dadas las características de las publicaciones y el público al que van dirigidas, la línea gráfica consideró un tamaño especial de letra –preferentemente de 13 puntos– que permite una lectura tranquila y sin mayores esfuerzos; además, se imprime en papel ahuesado, ideal para leer en ambientes artificialmente iluminados.

Para Subtterránea, el criterio del autor es muy importante a la hora de definir estos aspectos que, sin duda, son parte esencial del trabajo editorial. Por  lo tanto, la línea gráfica, así como los criterios editoriales no son, en modo alguno, rígidos pues están sometidos a las características de cada libro. Así, por ejemplo, la colección Libre Poética, tiene criterios editoriales profundamente diferentes de la colección Narrativa contemporánea que, a su vez, difiere sustancialmente de La biblioteca del militante.

En el marco de la primera colección, se ha publicado la obra de Alfonsina Storni que, por ejemplo, requirió de un tratamiento especialmente riguroso –dado su contenido social y político– para evitar posibles confusiones o malinterpretaciones de la vigorosa crítica al entorno social que plantea Storni.

En lo que a narrativa se refiere, Pabellón X del orureño Arturo Alarcón, ha merecido un tratamiento diferente. La novela del joven escritor se desarrolla al interior de una cárcel por lo que los personajes utilizan el coba –entendido como el “lenguaje secreto del hampa”– propio de los reclusos; eliminar o sustituir estos términos coloquiales habría significado cercenar una parte sustancial de la forma de expresión retratada por el autor; pero por otro lado, dada esta singularidad, se corre el riesgo de limitar drásticamente la comprensión del lector. Es así que para conservar la fuerza expresiva de la novela y al mismo tiempo facilitar su lectura, se optó por incorporar un glosario de las expresiones lingüísticas propias de los reclusos.

Por otro lado, las publicaciones de carácter político/histórico de La biblioteca del militante, como Los Trotskistas en la URSS de Pierre Broué, requieren un mayor cuidado al referenciar adecuadamente las citas a pie de página que se hacen necesarias a la hora de contextualizar un aserto o destacar una cita textual.

Como puede verse, los criterios editoriales de Subtterránea están íntimamente vinculados al tipo de material que se publica; en todo caso, el cuidado en la edición es extremo. Pero, sin duda, existen libros que requieren una mayor atención que otros, a estos últimos pertenece la traducción boliviana de Introducción a Gramsci, original de Giuseppe Cospito. Tanto la traducción del italiano –realizada por Mauricio Lucio– como el trabajo editorial fueron de los más arduos, pero a la vez de los más placenteros.

En fin… la pasión con la que Subtterránea desarrolla su trabajo editorial permite considerarla un potencial en el campo de la industria editorial.

Latinas Editores


En este nuevo espacio, Tipos Móviles, El Duende traza un panorama de la labor editorial boliviana a través de sus protagonistas. Editores que concretan y difunden las ideas y la creación de las y los autores. Un recorrido por la labor de un gremio imprescindible.

Iván Canelas

El 10 de diciembre de 1986 nació Librerías Latinas, emprendimiento que llevamos adelante mi señor padre el Prof. César Canelas Verduguez (+) y mi persona.
Por varios años habíamos deseado abrir una librería, mi padre, hombre intelectual, gustaba mucho de los libros y eso nos motivó a llevar adelante este emprendimiento.
El primer local que ocupamos, a lo largo de varios años, estaba ubicado en la calle Cochabamba número 542 entre 6 de octubre y Soria Galvarro.
Tras esa experiencia, años en que desarrollamos relaciones enriquecedoras con el público lector, el año 2007, se consolidó LATINAS EDITORES LTDA., empresa dedicada a los rubros de: Editorial – Librería – Imprenta.

Fue necesario efectuar esta ampliación puesto que el libro importado subió significativamente de precio y por ello se hizo imprescindible editar libros hechos por nosotros, diseñados, impresos y facturados en nuestro taller.

Conformamos un fondo editorial propio, compuesto por libros de diversas materias y títulos, de ahí el habernos constituido en la única editorial del departamento de Oruro con reconocimiento nacional.

Inicialmente fue un fondo editorial conformado por obras de la literatura universal y los clásicos de la literatura boliviana, se sumaron libros empleados particularmente en el ciclo secundario de colegios.

Entre aciertos y errores, ganamos experiencia, nuestro fondo editorial se ha alejado del espacio literario, la escasa demanda de estos magníficos libros nos obligó a afrontar nuevas tareas, surgió el libro universitario, en sus diversas especialidades, arduo de elaborar, riesgoso en su proyección, mas, apasionante.

Nuestra participación en las ferias nacionales del libro que se desarrollan en las tres ciudades del eje troncal de nuestro país nos ha permitido consolidar una presencia en el rubro editorial boliviano; nuestro producto tiene amplia aceptación por la calidad de su elaboración y lo económico de sus precios, es cien por ciento elaborado en la empresa, no subcontratamos ni terciarizamos los procesos, situación que nos permite garantizar un seguimiento constante en la elaboración de nuestros textos.

Los autores de los libros que editamos, provienen de diferentes puntos del territorio nacional, este es uno de los logros más importantes que hemos alcanzado, existe confianza en nuestro trabajo enmarcado en criterios éticos y profesionales desarrollados en estos 35 años de existencia.

Uno de los puntos más sobresalientes de nuestra actividad editorial se da cuando nuestros autores, al editar sus libros en nuestra editorial, se suman al fondo editorial en el que ya existen textos de materias y temas similares, escritos por profesionales reconocidos, facilitando ello, significativamente, la difusión de sus obras.

Además, al ser parte de nuestra página web, curricularmente, son reconocidos internacionalmente.

Actualmente, dada la situación sanitaria, social y económica que vive nuestra sociedad, estamos haciendo esfuerzos significativos por mantener la regularidad de nuestros trabajos.

Iván Canelas Arduz es gerente de Latinas Editores

Dirección: calle Sucre 1164 entre Petot y Linares
Teléfonos: 2-5252458 y el 2-5250715
WhatsApp: 71843839 (solo mensajes)
Facebook: Latinas Editores Ltda.
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