Rubén Vargas manda misivas desde México a “Los Mancos de Lepanto” (1989-1990)
JCR Quiroga
El poeta paceño Rubén Vargas (1959-2015) remitió al grupo Los Mancos de Lepanto de la Carrera de Literatura – UMSA en dos oportunidades desde la ciudad de México D.F., entre 1989 y 1990, adonde había decidido viajar para reforzar sus conocimientos literarios y ampliar sus estudios universitarios. En realidad, se trató de comunicar conmigo bajo esa excusa y acaso nunca lo logró.
Los Mancos de Lepanto fue un grupo literario espontáneo, sin fines de lucro, con gastos onerosos en chelas y comida en una chifa famosa en la Fernando Guachalla, cada viernes. Lo formaron Cé Mendizabal, Marco Antonio Miranda, Alfonso Murillo, Iván I. Vargas, Gilmar Gonzales y Juan Carlos Ramiro Quiroga. Con la complicidad esporádica de Angelino Fernández y Luis Zavala.
Con respecto a las misivas de Vargas, las únicas que tengo en poder, describen las actividades literarias que le cupo llevar a cabo en dicha ciudad, durante más de un año y medio, aparte de sus estudios superiores.
La primera carta, fechada el 14 de abril de 1989, el poeta y docente paceño refiere que a mediados de marzo de este año conoció al poeta Octavio Paz a través del poeta cubano Orlando Gonzales Esteva. En esta carta de seis breves párrafos, Vargas se explaya en la producción literaria mexicana de ese tiempo, y nos contó los pormenores para la difusión de “El árbol y la piedra” (Caracas, Monte Ávila Editores, 1988), de Eduardo Mitre, un libro de ensayos y antología de poesía contemporánea boliviana.
En la segunda carta, fechada el 3 de abril de 1990, Vargas señala que cambió de dirección un par de veces en la ciudad mexicana, y que mi respuesta a sus cartas debe estar “dando vueltas por algún lado”. Razón por la que nunca contacté con él mientras estuvo en dicho país. Informó que Luis “Cachín” Antezana, el lector y crítico de literatura boliviana, le escribió desde Washington DC y le habló de un nuevo número de la Revista El Zorro Antonio de la Carrera de Literatura. Me pidió que le enviará un número a través de su padre Juan Vargas. Algo que hice al pie de la letra. También se detiene largamente en la “Memoria Solicitada”, de Blanca Wiethüchter. (¿Habrá sido la primera edición o el primer borrador de este libro magnífico? El que yo tengo es de mayo de 2004, de las célebres Ediciones de la Mujercita Sentada). Y, finalmente, Vargas dice que sus artículos de poesía se publican en dos revistas y en un suplemento. Sé que una de esas revistas fue Vuelta, que dirigía Octavio Paz.
Otrosí, por ambas misivas me enteré que el estimado Rubén Vargas me envió dos libros, uno de Paz y otro de Arreola, los cuales nunca supe quién de Los Mancos de Lepanto se apropió hasta el momento. Rubén, ya en La Paz, al enterarse de estos “desvíos involuntarios” trató de calmar mi criba de entonces, y me obsequió dos libros alucinantes: uno sobre Kavafis y otro sobre Pessoa.
México, D. F., a 14 de abril de 1989.
Recordado Juan Carlos Ramiro:
Esta es una carta a tu nombre, pero dirigida, en realidad a todos los “Mancos de Lepanto”. El librito de Paz es también para que lo lean todos, pero para que lo conserves tú. Hechas estas aclaraciones paso, como corresponde, a saludar a todos y a cada uno de ustedes, ya que de otra manera no podría continuar.
¿Cómo van las cosas por La Paz? ¿Cómo la afamada carrera de Literatura? Espero que, sin Capra en la Universidad, todo mejor. Por estos lados las cosas más o menos encarriladas: un par de seminarios en la UNAM, lecturas a pasto y –ojalá- un ritmo de escritura que, con el tiempo, espero, dará algún fruto. Ya les avisaré.
Conocí a Paz a mediados de marzo, a través del poeta cubano Orlando Gonsález Esteva. Es un viejo muy simpático (igualito, físicamente, a Guillermo Lora). La charla circunstancial se centró, no recuerdo bien por qué, en su traductor al inglés, Eliot Weinberger. Por lo demás el hombre anda muy ocupado celebrando, con mucho reconocimiento público, sus 75 años.
En México se publica mucho, pero no hay una producción literaria de gran nivel. En poesía sufre de indigencia, si uno piensa en lo que están haciendo los chilenos o los mismos argentinos (para no hablar de los vates del país mediterráneo y altiplánico). En narrativa –como dice el Mitre que estuvo hace poco por acá-, no hay grandes novelistas, pero sí, de vez en cuando, buenas novelas. A mí me gustaron “Domar la divina garza” de Sergio Pitol y “La última escala del Tramp Steamer” de Álvaro Mutis.
A propósito del Mitre, ¿qué les pareció la selección de “El árbol y la piedra”? Acá estamos procurando darle mayor circulación al libro y, sí, despierta interés: los mexicanos te preguntan: “¿Bolivia?, es lo mismo que Colombia, ¿no?”. En fin, parece que, en la ideología oficial, al norte están los gringos y al sur una masa indiferenciada de países que se los nombra sólo genéricamente: Sud América.
Pues bien, ya he escrito un par de chismes para no perder la costumbre. No dejen de mandarme noticias. Si quieren algún librito en particular, veré la forma de hacerlo llegar (es una suerte de chantaje para obligarles a contestar). Mientras, un gran saludo
Rubén
Rubén Vargas Portugal / Apartado Postal 21136 / Coyoacán 04000 / México D.F.
Ciudad de México, 3 de abril de 1990
Señor
Juancarlosramiro
en La Paz
Querido viejo:
Aquí me tienes, listo para un nuevo chantaje. Nunca supe si recibiste la carta y el libro de Arreola que te mandé, en octubre del 89, con la dirección de la Carrera. Yo cambié de dirección un par de veces desde entonces, y es posible que tu respuesta esté dando vueltas por algún lado. Con el mundo cayéndose a pedazos nunca se sabe. De cualquier manera, aquí va esta nueva señal.
El Cachín me escribió desde Washington. En su carta me cuenta de un nuevo número del viejo Zorro Antonio que, en su opinión, está muy bueno. La noticia, como te imaginarás, me ha alegrado mucho. Dice, también, que por ahí salió algo mío: una antigua y no muy meritoria notita sobre La vastedad de Guillermo Sucre. Ésta, junto a otras, se la mandé al Jesús, hace ya un par de milenios. El chantaje –ya lo habrás adivinado- viene por este lado: quisiera que me mandes un ejemplar del Zorro. Tengo muchas ganas (y necesidad) de saber en qué anda la muchachada. Si puedes, la mandas directamente, si no, se la das a mi padre (Juan Vargas: telf. 310961); en cualquier caso, escríbeme unas palabritas –no seas así. Desde ya, mil gracias, y también mil disculpas por ocupar así tu tiempo.
¿Cómo estás? ¿Qué has estado escribiendo? ¿Qué novedades han ocupado el palco literario paceño? La verdad es que ando muy necesitado de noticias. Lo último que cayó en mis manos fue la “Memoria solicitada” de la Blanca. Me gustó; sobretodo, consiguió arrastrarme en el movimiento de su memoria hacia ese ser tan entrañable que era el Jaime. Textos como este, quizás por la proximidad con la que cercan y tratan su tema, consiguen crear a la postre un efecto de distancia. Es decir: después de leer el libro de la Blanca creo que es posible pensar mejor en el Jaime. De laguna manera la Blanca despeja un camino: el camino hacia el lenguaje de Saenz. Quizás ahora –cumplida la muerte y sus ceremonias- la obra de Saenz está más desnuda, más limpia: podemos apropiarnos de ella más libremente, más críticamente. Me gustaría pensar que en ese gesto tan fervoroso –la memoria- se cumple también una misión radical: la desacralización. Me gustaría, también, pensar que en estos movimientos paradójicos –pasión: crítica- iremos encontrando finalmente los elementos para inventarnos, es decir, para inventar nuestra tradición: la tradición que nos permita, aquí y ahora, seguir escribiendo poesía.
Por mi parte, no hay muchas novedades. Sigo fatigando la máquina de escribir, sobre todo con artículos de crítica de poesía. Dos revistas y un suplemento ofenden periódicamente a sus lectores con unos devaneos que suelen llevar mi firma. Me consuelo pensando que ese es mi oficio, y alguno hay que tener en este valle de lágrimas. Por lo demás, no doy por muerta la posibilidad de que este material pueda tener algún interés –para ti y para la Gran Fraternidad de Los Mancos de Lepanto-, así sea como mera información de lo que aquí se lee y publica. Veré la forma de hacerlo llegar a tus manos.
Ojalá me escribas pronto, y así reanudemos el diálogo. Es un deseo verdadero. Me gustaría mucho tener también noticias de los amigos. De hecho, creo que esta carta es extensiva a ellos. Recibe un gran abrazo.
Rubén
P.D. Escríbeme al siguiente nombre y dirección (es una oficina y allí me llegará con toda seguridad tu correspondencia): ML TALAVERA (R) / DIE / CINVESTAV /Apartado Postal 19-197 / México 03900 D.F. / MÉXICO
Omar Alarcón. Poeta boliviano (1986). Ha publicado: El corazón entrega sus muertos (2006), Roca negra (2020) y Mil y una noches sin Wi-Fi (2021)
Mil y una noches sin Wi-Fi
A estas alturas del siglo es necesario que el microprocesador incluya en sus algoritmos la ternura. Hace muchos años que la mecánica cuántica estudia la frágil frontera que existe entre una piedra y un sueño, es inútil seguir cronometrando las pulsaciones, los segundos. La física del siglo XXI se parece cada vez más a una aritmética del viento.
La mariposa Efímera, que vive un solo día, puede enseñarnos a escribir otra vez los calendarios. Frente al televisor lo sabemos mejor que nadie: El ADN es una larga cadena desde la bacteria más diminuta hasta nuestro ego. En nuestra historia, aprender a sincronizar la siembra y las estrellas fue más importante que la invención del microondas.
Los cuatro mil satélites que pusimos en órbita alrededor de la tierra pueden confirmarlo: Siempre seremos aquellas sombras acabando de descubrir el fuego.
Las manos que pintaron figuras humanas hace treinta mil años en la cueva de Chauvet, hubieran podido dibujar, semillas de diente de león girando en el aire.
Teletrabajo y cosecha de ilusiones
Sentado frente a la computadora siento mi cuerpo como una ausencia mal codificada. El teletrabajo divide mi sombra en dos, cada mañana el telón del dormitorio abre y cierra una oficina virtual donde únicamente la soledad me guiña un ojo.
Después de ocho horas en la misma posición pienso en mi bisabuelo Gregorio Poquechoque, que cultivaba trigo en campos donde sólo crecían utopías. Sus manos eran una cosecha de ilusiones y en sus brazos aleteaban sus hijos igual que los recuerdos.
La primera vez que llevaron una radio a su pueblo todos preguntaron cómo hicieron las personas que allí hablaban para entrar en un aparato tan pequeño. Imagino a mi bisabuelo Gregorio, brindando por la invención de la radio, celebrando los nuevos inventos, con un vaso colmado de enigmas.
Antes de cavar un hueco en el techo y llenarlo de pájaros
Era media noche y la pandemia me despertó con un aullido frío. Desde entonces cada estornudo es un incendio, un huracán anónimo. —Mis manos pueden convertir la muerte en luciérnagas —escribo—. Cavar un hueco en el techo y llenarlo de pájaros.
Hace tres meses estoy encerrado, las paredes de mi habitación empiezan a creer que soy un espejismo. Cada día escribo un poema en el reverso de estas páginas. Afuera, el mundo es un signo de interrogación girando en el viento. —Puedo escalar paredes tan altas como la esperanza. —Desenterrar el mundo de sí mismo.
Cada mañana abrazo el niño huérfano que llevo dentro. El encierro es un espejo de cuatro paredes. —Puedo ser un amor de olas incontrolables. —Tocar la luz con las manos de un ciego. Detrás del tapabocas mis ojos esperan otros ojos. En mis pupilas, la muerte, es una estrella fugaz.
Nuestro tiempo
—El deseo es un pozo donde las ranas se ahogan persiguiendo las estrellas —decía Diógenes a los viajeros.
Eso fue mucho antes del huracán de mariposas de 1953 cuando salió el primer número de la revista Playboy con Marilyn Monroe en la portada, y antes del estallido púrpura de la foto de Andy Warhol haciéndose un lifting facial, cuando supimos que la identidad es un código de barras, más auténtica que la comida enlatada y el kétchup.
El final de la segunda guerra mundial marcó nuestra historia para siempre. La bomba atómica que cayó sobre Hiroshima no estaba hecha de uranio, sino de píldoras, computadoras y plástico. Desde entonces somos un sueño de La bella durmiente, un programa de televisión transmitiendo en vivo.
En Alicia en el país de las maravillas, el deseo profundo de la protagonista no es encontrar una salida, el deseo profundo de Alicia, es vivir para siempre en una ilusión.
Sobrepoblación y La Tierra Baldía de Eliot
En las metrópolis la gente gira en círculos alrededor de sus pensamientos. Los trenes vuelven eternamente al punto de partida, donde la vida siempre llega tarde. Podría ser Buenos Aires, Nueva York o Beijing, el tráfico es el mismo. En los embotellamientos el tedio puede llegar a 100 kilómetros por hora.
El área urbana de Tokio tiene cuarenta millones de habitantes. ¿Alguien sabe cuántos árboles de cerezo? Es un alivio, los 1400 rascacielos de Hong Kong todavía no han podido arruinar el paisaje.
Sin embargo, estoy seguro que en Reino Unido hace ya muchos años construyeron un Starbucks sobre La tierra baldía de Eliot. Cuánto daría por leer en los menús: “Ya tarde, volvíamos del jardín, llenos tus brazos y húmedo tu pelo […] Nada sabía, mirando en el corazón de la luz, el silencio”.
En el mundo cada vez existen menos personas que abandonan las ciudades y suben a los cerros. En los Andes, al borde de los precipicios, todavía se pueden encontrar altares para el viento.
Las pertenencias del viento
Durante la pandemia el cementerio de La Paz hizo una rifa para enterrar los muertos. El premio, una tumba individual. Para el resto, una fosa común. —Definitivamente el azar es un salto en el vacío —pienso.
Desde hace dos mil años en Filipinas, la tribu Sagada cuelga ataúdes en los acantilados. —Las almas se asfixian en la tierra –dicen los ancianos Sagada, que tallan con sus propias manos los símbolos de despedida que cuelgan en el aire. —El adiós es un equilibrista sin vértigo. Aquel que pasa de una orilla a otra nunca mira hacia abajo.
En Nueva Orleans, los entierros son acompañados por una banda de jazz. Las trompetas parecen entonar los cantos de áfrica que la tribu Yoruba trajo en los barcos de esclavos. —Los tambores son el primer latido, el ritmo que aprendimos, del corazón de nuestra madre.
En Tíbet, la tradición milenaria es cortar los cadáveres en pequeños pedazos. —La carne le pertenece al viento.
La familia esparce los restos en las montañas para que los buitres los devoren. Para ellos el buitre es un animal sagrado: lleva el cuerpo más cerca del cielo.
Omar Alarcón es un poeta que entiende la poesía como la vida misma y la busca y encuentra en la pagina, en las voces de otros, en el cine, en el documental como un recurso para dar testimonio del paso del tiempo, del tedio, de las horas muertas sin señal. Su libro Mil y una noches sin Wi-Fi fue finalista en el premio internacional de poesía Vicente Huidobro 2020 y se publicó en España bajo el sello editorial Valparaíso. Pronto los lectores accederán a la edición boliviana de este libro plagado de sugerentes poemas.
Considerado por la historiografía como la figura más relevante de la geografía chilena durante el Siglo XIX, el geólogo francés Pierre Joseph Aimé o Amado Pissis fue un multifacético personaje que recorrió nuestro país entre 1845 a 1846. Nació en Brioude, departamento de Haute Loire (Francia), el 17 de mayo de 1812 y falleció en Santiago de Chile, el 21 de enero de 1889. Estudió en la Escuela de Minas, la Politécnica y en el Museo de Historia Natural de París. Su principal biógrafo, el investigador Eugene Vega, detalla que en 1834 publicó su primer estudio científico sobre los volcanes apagados de la región central de Francia, en los Anales de la Sociedad de Geología de París. Posteriormente, realizó investigaciones mineralógicas en Brasil y Bolivia.
Es necesario mencionar que, con el objetivo de atraer el comercio, industrializar la minería y fomentar la inmigración europea, el presidente Mcal. José Ballivián (1841-47), impulsó otro tipo de exploración, es decir, la ‘exploración científica’ que se basó en reflejar mediante la opinión ajena una imagen propia. En este contexto, el Gobierno boliviano contrató a los ingenieros franceses La Ribette, Lenunhot, Pissis y Jelowicki para realizar estudios geológicos-mineros. Por otro lado, en una nota de prensa atribuida a Pissis publicada en Annales des Mines de París, y posteriormente reproducida en la Revista de Ciencias i Letras divulgada en Santiago el año de 1857, señala que nuestro biografiado: “…fue a Bolivia con el objetivo de levantar un mapa jeológico i topográfico de la parte central de esta república” (Pissis, 1857, 581).
En junio de 1845, llegó Aimé a La Paz, junto a los ingenieros citados y otros artistas franceses. Empleado como mineralogista, realizó a continuación estudios en Oruro. Sobre ello el célebre explorador francés Francis de la Porte Conde de Castelnau, apuntó en sus memorias de viaje:
[…] ese día nuestra marcha fue de cinco leguas y media que nos condujeron a Oruro. Buscamos, durante largo rato, un albergue antes de encontrar uno; finalmente nos instalamos en una sala vacía que dependía de la casa de la posta. Sabíamos que uno de nuestros compatriotas, el señor Pissis, ilustre geólogo, vivía en esta ciudad; éste se ocupaba de inspeccionar las minas de los alrededores por encargo del gobierno boliviano. Una de nuestras primeras ocupaciones fue irlo a ver y él le debemos, en parte los detalles que presentamos […] (Castelnau, 2001, 180).
Como resultado de sus observaciones, Aimé Pissis elaboró los informes intitulados: Reflexiones sobre las causas que han producido la decadencia de la industria mineralógica de Bolivia, fechado el 12 de febrero de 1846 y la Memoria sobre el Asiento y la explotación de las minas de Oruro, datado el 12 de diciembre de 1845. Ambos fueron publicados en el periódico El Restaurador de Sucre, en el año de 1846 y reeditados en el Boletín de la Oficina Nacional de Estadística, en 1912. (A continuación reproducimos fragmentos del segundo informe como un justo homenaje a su labor efectuada en nuestro país. La transcripción de este documento fue realizada con absoluta fidelidad al original: “Memoria sobre el asiento y la explotación de las minas de Oruro”. En: Boletín de la Oficina Nacional de Estadística, N° 81 al N° 84, Año VIII, Tip. Comercial de Ismael Argote, 1912, pp. 470-481)
Posteriormente, el ministro del Interior, Pedro José de Guerra, le ordenó redactar un texto de mineralogía. Medida que fue elogiada por la prensa y a su vez Pissis, expuso su proyecto de lo encomendado. También reproducimos dicho documento cuya transcripción fue realizada con absoluta fidelidad al original: “A S. G. el Ministro del Interior”, “El Restaurador”, Sucre, 2 de junio de 1846, p. 1.
Consecutivamente, nuestro personaje se encargó de la dirección de una empresa minera que tuvo por objetivo “trabajar la antigua mina de Vilacota, que díó un mal resultado ó que no lo dió inmediato” (Santivañez, 1891, 153). También realizó estudios sobre los “depósitos de nitrato y wanu del desierto de Atacama” (Condarco, 1978, 247)
Lamentablemente, Pissis decepcionado rescindió su contrato y se dirigió a Chile, donde fue bien acogido y realizó importantes trabajos geológicos que dieron como resultado las célebres obras: Geografía física de la República de Chile (1875), Atlas de la Geografía física de la República de Chile (1875) y otras investigaciones que fueron difundidas en el periódico La Época, los Anales de la Universidad de Chile, de Minas de París y de la Sociedad Geológica de Francia. Muchos años después, en 1870, formó parte de una comisión bipartita de límites en representación de Chile juntó al coronel Juan Mariano Mujía por Bolivia.
Memoria sobre el asiento y la explotación de las minas de Oruro. Descripción geológica
Las rocas que constituyen el suelo de los alrededores de Oruro corresponden á tres terrenos de diverso origen.
El más exterior pertenece al último piso de los sitios terciarios, ocupa el vasto llano que rodea esta ciudad y está compuesto particularmente de lechos de greda y arena, depositados en el fondo de un lago; así lo dan á conocer algunas rocas calcáreas que se manifiestan en las partes superiores, y que contienen numerosas vertientes de agua dulce. Al oeste de la ciudad sobresalen dos masas de montaña sobre lechos terciarios -el más occidental, conocido bajo el nombre de cerro de Iroco, se compone de rocas que corresponden al segundo alto ó piso de los terrenos de transición- la parte inferior principalmente compuesta de pizarra pertenece al terreno silurien, mientras que la parte superior en que se manifiestan gredas y piedra arenizca, corresponde al terreno devoncin. La segunda masa, esto, es, la que rodea la ciudad de Oruro, pertenece á los terrenos pyrojenos, esta es una roca de pórfido que se manifiesta al través de los terrenos precedentes, y es muy particularmente notable por los numerosos minerales de plata que contiene, mientras que el oro se encuentra únicamente contenido en el terreno silurien. La parte inferior de este terreno, es donde principalmente los lechos auríferos, en su vecindad, las rocas cambian de aspecto, toman un color más claro y se hacen notables sobre todo por la presidencia del bronce. El conjunto de estos caracteres establece la mayor similitud entre este terreno y el que encierra las minas más ricas de oro del Brasil: esta circunstancia reunida á la extensión dada á los antiguos trabajos, indican de consuno que sería importante emprender investigaciones en estas localidades que deben contener grandes riquezas.
Los pórfidos que componen la masa de Oruro se presentan bajo dos aspectos diferentes. Todo el contorno de esta masa es compacto presenta un calor verduzco y no contiene por sustancia heterogénea, más que unas delgadas venas de hydrato de hierro; más, á medida que uno se aproxima hácia la parte central, esta roca pierde su dureza, toma un color blanco ó amarrillo, y presenta todos los estados de descomposición desde las partes desagrogeas hasta la arcilla. En las partes más alteradas encierran estas numerosas vetas de hydrato de hierro y de jaspe (pacos) que han sido el objeto de las primeras explotaciones establecidas en Oruro. Entre las numerosas venas que se cruzan en todos sentidos y cuya exsistencia se revela desde lejos, por el color rojo que comunican á los pórfidos descompuestos, se distinguen tres, notables por su anchura, su extensión y su riqueza en plata.
La 1ª conocida bajo el nombre de veta grande, se dirije de norte 66º oeste al sud 66º este: aparece sobre la base meridional del cerro del Pie del Gallo, atraviesa esta montaña, sigue atravesando el cerro de Ruviales, pasa á las explotaciones de San José, y va á perderse un poco hácia el noroeste, presentando de este modo á descubierto una longitud de 2,900 varas. Al oeste de ésta, se manifiesta la veta de la Candelaria siguiendo una dirección de norte 18º este, al sud 18º oeste, aparece al sud al pie del cerro de San Felipe -atraviesa el cerro de Todos los Santos, y se pierde en el valle opuesto, abajo de las explotaciones de la Colorada- su longitud en los puntos donde se manifiesta á descubierto es de 1,100 varas. En fin á una pequeña distancia de la Candelaria, se encuentra la veta de la Colorada, cuya dirección es de N. 54º E. al S. 54° O. procede del pie del cerro la Blanca, atraviesa el cerro de San Cristóbal y después de haber recorrido un espacio de 1,900 varas se pierde en la llanura que separa la masa de Oruro de la de Iroco. Estas tres vetas, lo mismo que las numerosas venas que las cruzan presentan la misma composición mineralógica. En las partes inmediatas á la superficie del suelo, están compuestas de jaspe embebido de una cantidad más ó menos grande de hydrato de hierro; pero á medida que avanza en profundidad, desaparece el hydrato de hierro, el cual se halla reemplazado por sulfuro de hierro (bronce) en tanto que el cuarzo toma el lugar del jaspe. En estas dos sustancias conocidas en el país con el nombre de criaderos, se encuentran diseminados los diversos sulfuros á que los mineros dan el nombre de negrillo y que son por lo general mezclas de sulfuro de plomo, de sulfuro de cobre, de sulfuro de antimonio, de sulfuro de arcénico y de sulfuro de plata. Algunas veces también el sulfuro de plomo (soroche) se manifiesta separadamente en las partes laterales de las vetas. Tales son las observaciones que se hacen en almina Colorada. Las tres vetas de que acabamos de hablar han sido explotadas antiguamente en casi todos los punto en que se manifestaban á descubierto y en los que las partes más importantes de trabajo han sido proseguidas hasta el nivel del llano y que actualmente se hallan inundadas. Tales son las minas de Santo Cristo, del Socavón, etc.
Estado de los trabajos actuales
Las explotaciones modernas no son en la mayor parte más que la continuación de los antiguos trabajos, donde se han seguido generalmente vetas cruzadas, que habían sido menospreciadas por los primeros explotadores. El destino de los trabajos primitivos para un objeto diferente del que tienen hoy día y las degradaciones que han estado experimentando, han introducido en las explotaciones modernas una gran irregularidad, que ha aumentado por la negligencia que ha existido en los primeros trabajos: de tal suerte, que las minas actuales no presentan desde la entrada á una distancia de tres y cuatroscientas varas, más que una serie de galerías estrechas, dirigidas sin órden alguno, de descenso ó de foso que hacen imposible el perfeccionar el método de extracción del metal, siendo su transporte á espaldas de hombres lo único que se puede practicar. Nosotros somos pues de parecer que las minas actualmente explotadas, presentan á causa de su irregularidad y de su profundidad. Pocas esperanzas de amejoración, y que los trabajos que había que emprender para llevarlas á una dirección regular, serían menos ventajosos que la empresa de nuevas explotaciones, y por consiguiente debemos adherirnos á estas últimas; si se quiere utilizar de las grandes riquezas que encierra aun la masa de Oruro, independientemente de muchas vetas que aún están intactas, las tres principales de que hemos hablado precedentemente pueden dar lugar á empresas que prometen grandes resultados. Si se atiende á las direcciones que presentan, se ve que la veta de la Candelaria y la de la Colorada vienen á reunirse al norte y á una pequeña distancia del cerro de la Blanca. Este punto, donde existen aún antiguos trabajos, podría venir á ser el objeto de una explotación. La extremidad opuesta de la veta de la Colorada que se manifiesta sobre la vertiente meridional del cerro de San Cristóbal puede igualmente dar lugar á trabajos muy productivos. En, fin la veta grande explotada casi sobre todos los puntos, puede todavía ser ventajosamente invadida sobre la vertiente occidental del cerro de San Cristóbal. Los trabajos que habría que ejecutar sobre estos diversos puntos consistirían en un pozo vertical establecido á flor de mina sobre el terraplén de la veta y en galerías de explotación. Este foso que para primer trabajo podría tener sólo 60 varas de profundidad, no costaría, más de 5,000 pesos; la poca abundancia de las aguas facilitaría el trabajo, y un pequeño manejo podría servir á la vez para la estracción del agua y del metal. El capital necesario para la excavación del foso, el establecimiento de las máquinas y de los talleres no ascendería así á 1,500 pesos. Una sola de estas explotaciones podría proporcionar diariamente 50 quintales de metal, que en el caso en que contuviesen tan sólo medio por 100, que es la ley de los metales pobres, daría 50 marcos plata. El beneficio, empleando buenos procedimientos, sería como lo demostraremos más adelante, de más de 20 por 100, lo que daría por el mínimum una ganancia diaria de 80 pesos, ó un dividendo anual de 20,000 pesos, suponiendo solamente 250 días de trabajo productivo en el año. Por una ley de 1, 1½ por 100, que es la ley media de los minerales de estas vetas, el dividendo anual sería de 60,000 pesos. Entrando los costos de trabajo personal por un tercio en el gasto, resultaría una suma de 80,000 pesos, repartida anualmente en la población de Oruro, y para el Gobierno una renta de 15,000 pesos, correspondiente al derecho de cinco por 100 sobre la cantidad de plata producida por la explotación. Así la renta de un solo año, representaría el capital necesario para comenzar los trabajos.
(…)
Nuevo método de amalgamación
Después de haber sido el mineral quemado suficientemente para que todo el sulfuro de plata se haya descompuesto y mudado en cloruro, debe ser molido segunda vez en piedras de molino, semejantes á las que sirven para la harina hasta ser reducido á polvo impalpable; en seguida es trasportado este polvo á barriles que se mueven sobre un arco horizontal. Allí se añade bastante agua para formar una pasta líquida y una cantidad de hierro en polvo, proporcionada á la cantidad de plata contenida en el mineral. Los barriles son entonces puestos en movimiento, de manera que la mezcla se haga con la posible perfección. Durante este tiempo el hierro se apodera del cloro que se había puesto á la plata, mientras que esta vuelve á tomar su estado metálico. Esta descomposición exige de una á dos horas, según la cantidad de mineral. Cuando está terminada, se añade mercurio, en la proporción de seis partes para una de plata. Como el cloro ha sido ya llevado por el hierro, no se forma cloruro de mercurio: todo este metal conserva su estado líquido y se amalgama con la plata. La amalgamación exije de 12 á 14 horas, durante las cuales el barril debe estar siempre en movimiento. Después de este tiempo se llena de agua y se hace unir el todo en un receptáculo, donde el azogue y la plata se reúnen en la parte inferior, mientras que el lodo sale por una abertura colocada un poco arriba del fondo. Se lava así muchas veces hasta que todas las partes terrosas hayan sido separadas; la amalgama es en seguida comprimida en sacos para extraerle el mercurio, y lo que resta es destilado en cilindros de hierro terminados en un tubo, que se coloca en un receptáculo de agua donde viene á condensarse el mercurio.
Es evidente que en esta operación las causas de pérdida que hemos señalado no existen ya, y siendo completa la quema no queda ninguna parte de plata en estado sulfúreo: su reducción en polvo imperceptible permite á las partes más ténues incorporarse al azogue. En fin, la principal pérdida de este magistral, aquella que es debida á su transformación en cloruro se evita con el empleo del hierro: la destilación vuelve todo el azogue de la amalgama, pues que los vapores son forzados á atravesar el agua antes de escaparse; no resta pues más, que una sola causa de pérdida, la de las lavas, que presentan bastante perfección. En el establecimiento de Hasbruke en que el procedimiento que se emplea no difiere de este más que en servirse de láminas de hierro, en lugar de hierro en polvo, lo que hace la operación más larga, la pérdida del azogue es de onza y media á dos onzas por marco, lo que dá sobre el procedimiento actual una economía de más de diez onzas por marco. En resumen, el procedimiento que proponemos presenta sobre el que se sigue actualmente en Oruro, las siguientes ventajas. Estracción de una más grande cantidad de plata. Economía de más de un 80 por ciento con respecto al azogue; y la más grande celeridad en el trabajo, pues que la amalgamación no exije más que diez y seis horas en lugar de cuatro días.
Método de copelación
Cuando los minerales contienen una cierta cantidad de plomo ó que su contenido en plata sobrepuja un uno por ciento, la amalgamación, cualquiera que sea el método que se emplee, ocasiona pérdidas considerables –hay siempre una parte de plata que queda en los resíduos: entonces es preciso recurrir á la copelación; y los ricos minerales de Oruro se prestan muy bien á este género de tratamiento. El sulfuro de plomo (soroche) de que hemos hablado antes, se emplea aquí útilmente, porque él proporciona no solamente el plomo necesario á la copelación, sino también una grande cantidad de plata que se reúne á la que contiene el mineral. Pensamos pues que este método debe ser empleado con preferencia para los minerales ricos, tales como la mina de San José y de Atocha. Bastaría echar en un horno con mango sulfuro de plomo y el negrillo préviamente quemado, en la proporción de una parte de negrillo por tres de soreche. Se haría de este modo una liga de plomo, cobre y plata, que sería tratada por la copelación.
Para terminar lo que tiene relación al tratamiento de los minerales, nos resta exponer los resultados económicos de los tres métodos que acabamos de examinar. Este resultado se encuentra en los siguientes cuadros, en que se supone que se ha operado sobre un quintal.
(…) En resumen, los metales de Oruro pueden ser distinguidos en dos clases, exigiendo cada uno en beneficio diferente. Los metales pobres, los pacos, los pavonados, deben ser beneficiados por el nuevo procedimiento de amalgamación, en tanto que los espejos y los soroches deben serlo por la copelación.
Oruro, 12 de Diciembre de 1845.
A S.G. el Ministro del Interior.
Oruro, Mayo 12 de 1846
Sr. Ministro.-
He recibido la carta que me habéis hecho el honor de dirigirme con fecha 4 del corriente, y la orden de ocuparme en la redacción de un tratado de docimacia. He pensado que sería conveniente, antes de emprender este trabajo, someter á V. G. el plan de él, á fin de saber si V. G. lo encuentra bueno.
Esta obra se compondrá de una introducción, en que se espondrán las nociones de química y jeología, indispensables para dirijir los trabajos de minas. El capítulo 1.° se contraerá á la esposición de todo lo que pueda facilitar la busca de minas y los medios simples de conocer cada metal. El 2.° contendrá los conocimientos prácticos de esplotación, el arte de cabar los pozos, de hacer las galerías, & así como la descripción de las máquinas más sencillas y más fáciles de construir en este país. En fin, el último capítulo tratará de los métodos para estraer los metales, cuya explotación ofrece más ventajas en este país, como el oro, la plata, el cobre, el estaño y el plomo. Esta obra, que de este modo contendrá la esposición de los conocimientos más útiles á los mineros, formará un tomo en octavo de 400 pájinas, poco más o menos. La poca posesión que tengo todavía de la lengua española no me permitirá escribirla en este idioma, con toda la claridad y sencillez necesarias, para ponerla al alcance de todos. Me parece conveniente escribirla 1° en francés, hacerla traducir después en español, y revee con cuidado la traducción para corregir los errores que pudieran cometerse. Os rogaré, Sr. Ministro, que tengáis la bondad de hacerme conocer vuestra voluntad á este respecto y las modificaciones que juzguéis necesarias.
Tengo el honor de ser con profundo respeto, Sr. Ministro, vuestro muy humilde y muy obediente servidor.
Es una noche perfecta para el misterio y el horror.
El aire mismo está repleto de monstruos.
Mary Wollstonecraft Shelley
1. La presentación
Bueno, ahora que estamos todos reunidos, creo que podemos empezar. Tenía preparado un discurso para esta noche pero, debido a ciertas dificultades técnicas inesperadas decidí dejar de lado las trivialidades de la cortesía y el protocolo institucionales puesto que, de acuerdo a este memo que sostengo en la mano… perdón, creo que alguien lo sustituyó con una copa de vino semi-vacía sin que me dé cuenta. Denme un segundo, ahora lo arreglo.
Perfecto. Lo siento, tenía sed. Barato pero logra su cometido. Tommaso, creo que debes a nuestro público aquí reunido una muestra de la cava privada que ustedes guardan para sus jefes y no esta reserva de vinagre que siempre sirven en estos eventos que ustedes, en secreto, detestan tanto como yo. Así que, por favor, lléname la copa con la buena merca. A tu esposa no le importará que te retires por un momento. Vamos, mueve ese delicioso traserito ítalomarifrunci con el que hipnotizas a tu asistente, y trae una caja para todos nosotros.
Vaya, no sabía que podía caminar tan velozmente.
¿Dónde estaba? Cierto, el memo. Pues me lo acaban de dar. Hace unos minutos. Justo antes de empezar la presentación del premio y ordenarme que haga de maestra de ceremonias porque el miembro del jurado que debía hablar nos canceló a último momento. O fue obligado a cancelar por la esposa. Y sabiendo que todos ustedes presentes son amantes de la buena lectura, quisiera leérselos, pero no sé dónde lo puse.
Gracias, Tommaso. Puedes volver a tu asiento. ¡Qué eficiencia! No te apresures en volver a tu mesa, déjanos disfrutar la vista. ¿Qué opinan de ese meneo, señores y señoras? ¡Un aplauso!
Como ustedes saben, me pidieron que sea una de las jurados del gran premio de cuento y, en contra de todos mis instintos, tuve que aceptar porque, bueno, es parte de mi trabajo. Léase: me obligaron. Debo admitir, sin embargo, que una parte de mí quería hacerlo. En su momento, no entendía por qué pero, esta noche, luego de haber llegado a ese punto liminal en que ya dejas de medir el vino que tomaste en copas, y comienzas a hacerlo en botellas, llegué a una epifanía: quería hacerlo por masoquismo puro y concreto – no se preocupen, prometo tratarlo con mi analista o, al menos, convertirlo en una entrada de mi diario, donde quedará reducido a una simple anécdota sin revisar ni analizar ya que, si algo me ha enseñado la vida es que la introspección te caga la existencia, tanto o más que tus empleadores. Y creo que la autorreflexión es uno de mis peores defectos. ¡Oh! Qué no daría por ser una de esas hirsutas aspirantes a rubia que subliman sus más caras aspiraciones al estrellato cinematográfico utilizando tintes cancheros – ustedes saben cuáles, esos que vienen en bolsitas de aluminio y apenas te alcanzan para dos mechones laterales que te hacen ver, en el mejor de los casos, como la novia gritona del monstruo de Frankenstein.
Perdón, divago. De vuelta al concurso.
Bueno, no todavía. Primero googleen “Elsa Lanchester” para asentar bien la imagen anterior. ¿Les recuerda a alguien?
¿Estamos listos? Procedamos.
2. In vino…
Como decía, acepté ser jurado un poco a regañadientes, un poco por curiosidad, aunque creo que más preciso sería decir morbo; como cuando se topan con un horrífico accidente de tráfico y deciden reducir la velocidad para ver la dimensión de la tragedia pero manteniendo la apariencia de que no les gratifica el dolor ajeno.
Debido al trabajo que realizo aquí, perdón, realizaba, he visto de todo. He leído de todo. Así que no solo me convertí involuntariamente en una experta en nuestras letras, sino que desarrollé una cierta… la palabra que busco no es afición.
Mi garganta está seca. Tommaso, más vino. No, tú. Sírveme tú. Ya no trabajo para ti, ¿recuerdas? Así que, técnicamente, estoy aquí como una invitada. Ni pienses en mandar a tu María Hirsuta, a hacer tu trabajo de campo. Además, tu asistente salió corriendo como diablo ante la cruz al enterarse de que, en vez de desmoronarme llorando en mi oficina, acepté a ser la maestra de ceremonias. O tal vez salió de urgencia a reabastecerse de agua oxigenada ya que sentía que se le notaban sus raíces morenas, qué sé yo. Tú la conoces mejor que nadie.
Gracias. ¡Ya sé! Estómago. La palabra que busco es estómago. Como dirían los franceses, le mot juste. ¿Ven que un buen vino hace toda la diferencia? ¿Otro brindis? Vamos, saben que lo quieren tanto como yo. Levanten las copas: ¡In vino veritas!
Et in veritas venenum.
3. La hoguera y los gatos
Así que, luego de hacer todos los tediosos trámites burocráticos en una de las oficinitas sucias de la institución que patrocina este evento, ustedes pueden imaginárselos, cuartitos oscuros impregnados de ese olor tan característico a veloz sexo frenético entre secretaria y jefe que deben aprovechar al máximo los tres minutos que roban entre reunión y reunión con los franchutes culifruncidos de nariz respingada que pululan en el directorio… me disculpo, ese último comentario fue totalmente inapropiado. El vino hizo que me expresara indebidamente. Quise decir suizos.
Entonces, luego de firmar el acuerdo aceptando el nombramiento a jurado, ya que, de acuerdo a la convocatoria, solo pueden juzgar “personalidades destacadas de la literatura nacional”, cosa que yo no sabía que era (puesto que lo único que hice durante todos estos años fue sentarme en la biblioteca congelándome la coneja, ya que los jefes máximos no quisieron instalar un sistema de calefacción para no arruinar el patrimonio histórico de la institución), terminé llegando a mi casa no solo con una mochila llena de informes y documentos y correos pendientes que llevé de mi oficina –papeles que, te aclaro, Tommaso, ahora constituyen patrimonio histórico de mi chimenea–.
Tuve que cruzar la ciudad en dos minibuses para llegar a mi urbanización, cargando 87 novelas de un mínimo de 120 páginas cada una (en Times New Roman e interlineado doble, como requiere el formato), todas escritas por aspirantes a novelistas, muchachitos de ojos estrellados que sueñan con lograr, de la noche a la mañana, la inmortalidad literaria e integrarse en el panteón inalcanzable de artistas ilustres de pecho henchido y rancio abolengo, sujetos que se cubren la cara horrorizados cuando se les pregunta si leyeron a algún escritor novel y se persignan rezándole a la Santísima Trinidad de Flannery O’Connor, John Cheever y Charles Bukowsky para que perdonen los pecados del entrevistador y lo exorcicen de tan nefastas influencias. Dicho sea de paso, esta gente también invierte una pequeña fortuna en la curaduría de su Instagram para asegurarse que se encuentre estudiosamente poblada con fotos de dicha conyugal cosméticamente heterosexual, veladas primorosas al aire libre en compañía de sus pares de fama internacional, todos posando con copas de cristal Lalique en las manos y sonrisas de extrema perfección ortodóntica, celebrando con bombos y platillos el lanzamiento reciente de la narrativa más tediosa de la temporada.
Y, claro, fotos de sus gatos. Nunca faltan las legiones de micifuces caminando con la cola en alto y el orto florecido ante la cámara, indiferentes ante los delirios de los humanos cuya presencia apenas toleran bajo su techo. Y todos los felinos están bautizados con nombres que delatan al lector crítico, sutil como un guiño entre ladrones, aquellas influencias que sus dueños tan casualmente, tan persistentemente, tan calculadamente mencionan adnauseam, desesperados, casi, en todas las entrevistas con pseudoperiodistas culturales de pluma complaciente y sonrisa vacua, notas periodísticas que obtienen reclutando a sus agentes, mamás, hermanas y amantes, meneando nalga a diestra y siniestra a velocidades hipersónicas para mantener la vigencia de su marca personal. Este minino se llama Balzac y este otro es Diderot; aquel es Racine y este es Maupassant; el gordo de la esquina es Flaubert y el que cuelga de la cortina de seda japonesa bordada a mano por una legión de abuelitas ciegas, ese es LaFayette: solo come trocitos rectangulares de salmón canadiense de crianza libre de crueldad. Quijote y Ozymandias, Yago y Calibán, Ishmael y Darcy, todos posando pacientemente ante sus mascotas humanas contorsionadas ante ellos sosteniendo sus celulares de alta gama para sacarles la mejor foto posible. Hashtag MishiFeliz. 🐱
Si es que necesitan alguna evidencia de que yo soy lo más lejano a una personalidad destacada de la literatura nacional, les puedo mostrar una foto de mi perra, Nori: ella come caca y bebe del retrete.
Tommaso, travieso, llamaste a seguridad. ¿Realmente crees que Carlitos podrá bajarme del podio? Recién estoy calentando motores. ¿Dime, Carlitos, sabe alguien de la colección de revistas eróticas de fantasía medieval que guardas en tu escritorio? Eso es, Carlitos, corre de vuelta a tu mamá. Y aprovecha para arrancarte esa espantosa uniceja. Pareciera que estás criando una familia de chinchillas en la frente.
Más vino, por favor, Tommaso, que la noche es joven y abunda la leña.
Solo y de camino, es, como lo indica su propio subtítulo, una antología de poesía alemana del siglo XX. Preparada por Diego Valverde Villena, esta pequeña pero enjundiosa muestra, es el número 2 de la colección de traducciones diseñada por Mauricio Souza C. y publicada por la Carrera de Literatura de la UMSA y el Instituto de investigaciones literarias.
En ella Valverde ha reunido, traducido y comentado a 5 poetas: Gottfried Benn, Rose Ausländer, Mascha Kaléko, Hilde Domin y Paul Celan. Un par de poemas de cada poeta que bien pueden servir de iniciación o reincidencia, según cada lector, al fructífero ejercicio de lectura de los antologados.
Esta publicación, disfrutable de principio a fin, bien puede dialogar con otra que, en 2018 publicó editorial 3600 en alianza con el Goethe Institut: Die Übertragung des Feuers – El contagio del fuego, una muestra de seis poetas bolivianos y seis alemanes en edición bilingüe, preparada por los poetas Benjamín Chávez y Timo Berger, y continuar así ese acarreo de voces que, como lo recuerda el propio Valverde Villena, también Saenz hizo con Benn.
Transcribimos la nota introductoria del Valverde Villena. Una puerta abierta a los poemas del delgado volumen:
Ante tus ojos, cinco poetas en lengua alemana del siglo XX: dos nacidos en Alemania y tres en el ámbito del Imperio Austro-Húngaro de Joseph Roth, que nos recuerdan que el gran río de la cultura en alemán es el Danubio.
En el interior de todos ellos se cruzaron lenguas, todos mantuvieron su lengua. Sufrieron exilios dentro y fuera de sus patrias, vivieron en diversos lugares, todos vivieron siempre en su lengua poética.
Todos los tiempos son tiempos duros, pero los suyos fueron especialmente duros. Perdieron sus hogares, vieron morir a sus padres, hijos y parejas. “En medio de las pérdidas, accesible, cercana y no perdida, quedó sólo una cosa: la lengua”, nos contó Celan. “Rasga tus planes. Sé cuerdo/ y aférrate al milagro”, cantó Mascha Kaléko.
El poema puede ser un mensaje en una botella, lanzado con la tenue esperanza de que en algún momento, en algún lugar, llegue a tierra, tal vez a la tierra del corazón, señaló Celan.
Benn nos llegó del brazo de Saenz, Celan con Gonzalo Rojas. Ojalá esta antología abra la puerta para que también Rose Ausländer, Mascha Kaléko y Hilde Domin tengan su lugar en nuestras mesas.
Solo y de camino. Una antología de poesía en alemán del siglo XX. Selección, traducciones y comentarios de Diego Valverde Villena. Carrera de Literatura de la UMSA; Instituto de investigaciones literarias. La Paz, octubre 2021. 30 p.
Rincón ediciones nace allá por 1996 como un proyecto de sello musical independiente con el denominativo de Rincón records bajo la iniciativa de los hermanos Omar y Boris Montecinos Escalier, ambos muy vinculados en el movimiento de rock underground o subterráneo como se lo quiera denominar. El objetivo principal de este singular sello independiente era básicamente el de editar, difundir y promocionar, dentro del circulo underground, a bandas tanto nacionales como extranjeras sin discriminar ningún género musical, vale decir, desde el punk hasta el metal en todas sus diversidades y subgéneros.
Rincón récords, gracias a la inquietud de sus creadores, logra editar en formato cassette varias producciones como de: Llawar “Pulso demente” (Bolivia), Slow agony “Crumbling empires” (Uruguay), Thrash S.A. compilatorio vols. 1, 2 y 3 y Bolivia putunk´markasani compilatorio de bandas nacionales vols. 1, 2 y 3. Producciones que se las movían dentro del circuito underground en distintas ferias de fanzines y producciones independientes, conciertos y por medio del carteo entre otros coleccionistas y sellos independientes tanto nacionales como internacionales de esas épocas.
Rincón récords subsiste, en su primera etapa, hasta el año 2002, pues por diferentes motivos los hermanos Montecinos deciden ya no continuar con este proyecto.
Ya para el año 2008, así como el Ave Fénix, Rincón récords vuelve a tomar vuelo, pero con el nombre de Rincón ediciones, esta vez a cargo de Omar Montecinos y Erika J. Rivera. Es así que pasa de ser un sello musical independiente a una editorial independiente y además autogestionada, con la idea muy clara de difundir pensamiento crítico y con ello contribuir a la reflexión del lector y la lectora acerca de la realidad en que están sumergid@s. Rincón ediciones al ser una editorial independiente va hacia el público lector y eso ha hecho que se la considere una editorial totalmente itinerante, pues se los encuentra en ferias y eventos académicos.
Entre sus producciones, Rincón ediciones, cuenta con más de 43 títulos publicados, algunos de estos agotados y otros que todavía están disponibles. Estos están seleccionados en tres colecciones: colección Abrelosojos, colección Cuéntame y colección Reflexiones urgentes, esta última es una colección de bolsillo, económica, fácil de manejar y de rápida lectura.
En estos casi 14 años de Rincón ediciones más de una decena de intelectuales y escritores publicaron sus libros en esta editorial, entre los más destacados están: Enrique Dussel, Rafael Bautista S., Juan José Bautista S., Rosario Aquím, Pablo Mamani R. y H. C. F. Mansilla. De este último se publicaron en tres tomos sus Obras Selectas (2018). Obras que plasman el trabajo intelectual del destacado filósofo y politólogo H. C. F. Mansilla a lo largo de sus más de 50 años de trayectoria académica. Para Rincón ediciones esta minuciosa recopilación de artículos, ensayos y libros del filósofo H. C. F. Mansilla fue un reto hecho realidad, pues fue un trabajo totalmente autofinanciado por la editorial sin ninguna ayuda de instituciones estatales o privadas, demostrando con ello que una pequeña editorial independiente también es capaz de lograr grandes objetivos y metas importantes sin tener que estar de llunkus (tirasacos) del gobierno de turno ni pedir limosnas a instituciones extranjeras. Este, en resumen, es el trabajo, hasta la fecha de Rincón ediciones, el cual seguirá en el camino de ese viejo emblema del punk: “hazlo tú mism@”.