Las facetas y registros periodísticos de Sotomayor

Fragmento de un texto leído el 20 de mayo en el coloquio “Los periodismos de Ismael Sotomayor”, organizado por la Carrera de Literatura de la UMSA.

Martín Zelaya

En el artículo “Anecdotario de una visión”, publicado en su columna “Letra sincrónica” del suplemento literario Letra Siete del 28 de marzo de 2015, Alan Castro cuenta una de las célebres apariciones o facetas de Ismael Sotomayor.

«En el capítulo 4 de Vidas y muertes [de Jaime Saenz] se habla de una fantástica biblioteca en miniatura. Juan José Lillo (personaje basado en Ismael Sotomayor) tiene miles de libros, pero se ve obligado a miniaturizarlos porque ya no caben en su cuarto. La dueña de casa toma cada vez más espacio para construir nuevos cuartos en alquiler. Entonces Lillo se ve obligado a miniaturizar imponentes volúmenes que quedan “reducidos a una dimensión de diez milímetros de alto por cinco de ancho”. Sin embargo, no habiendo un microscopio lo suficientemente poderoso, el problema de aquellos libros es leerlos».

Qué mejor que hacer referencia a una columna de periódico, como la entrañable Letra Sincrónica de Alan, para entrar a hablar de Sotomayor cronista.

En el marco del proyecto Prosa Boliviana se acaba de publicar el libro en dos volúmenes Ismael Sotomayor. Artículos en El Diario 1929-1952: una destacable labor que consistió en ubicar, registrar, escanear, transcribir, clasificar y editar decenas de textos. Ana Rebeca Prada quien guio este trabajo, señala: “Sotomayor fue nuestro más grande tradicionista paceño, pero su obra es mucho más extensa y diversa. Este libro nos permite descubrir al historiador, al profundo conocedor de la diversa cultura paceña, al lector, así como al escritor que se animó a publicar algunos poemas en prosa, algunos cuentos fantásticos, pero que dejó que su veta histórica predominara”.

Proponemos, en ese marco, un repaso a las diferentes dimensiones escriturales-periodísticas del autor de Añejerías paceñas, reflejadas en los dos citados volúmenes.

Sotomayor historiador y “biógrafo”

Es unánimemente calificado como historiador, tradicionalista, archivista, columnista, pero Sotomayor era también un gran lector. Un explorador y curioso inveterado de toda producción cultural artística. Y, por supuesto, un coleccionista de figuras favoritas sobre las que no dudaba en trazar semblanzas.

En su texto “D. Emeterio Villamil de Rada” rescata, en 1941, el perfil que, hasta ahora, 80 años después, es el más difundido del autor de La lengua de Adán.

«Villamil de Rada, “loco de ejemplar cordura”, vino a este mundo egoísta el año ya lejano de 1804. Batalló denodadamente en sus correrías por Europa y Oceanía contra su propio destino y, principalmente, contra la absoluta incomprensión de las castas doctas de su época; luchó y triunfó de manera singular». (2002: 115, Vol I)

Destaquemos también, de su más extenso perfil de Gabriel René Moreno, un párrafo que curiosamente en 80 años, sigue vigente:

Por ello, saborear el summum del pensamiento de este escritor no pocas veces suele estribar hoy en dificultades mil, teniendo en cuenta lo raro que se hace dar con sus volúmenes, ora por el tiempo transcurrido desde su aparición, ora por la elevada cotización que ellos han llegado a obtener en los centros bibliográficos de indiscutible mérito, en el exterior. (2022: 234. Vol. I)

Archivista, costumbrista

Escrita en 1929, en el mismo tono de las Añejerías paceñas, pero situada en Cochabamba, “Pecadillos que condenan” es una muestra modelo del Sotomayor que más trascendió, el tradicionalista. La faceta que más caló, bien lo sabemos ahora, no porque haya sido la mejor o la más explorada, sino porque su único libro conocido ahondó en ella.

«Había en Cochabamba, en bienaventurados tiempos, un monumental convento, un frailecito de caperuz y una apuesta dama, lista a vestir santos y fabricar escapularios. Tan bellos dotes fueron pretexto de muy cotidianas visitillas recíprocas entre partes interesadas. Tiempo vino y tiempo fue en que, sin decir oste ni moste, se supo que la bella había entregado sus pesos de a ocho reales a los pobres de un asilo y que, al fin del Ave María, su ánima estaba en el otro mundo». (2022: 295. Vol. I)

Y también hay uno que otro texto que se le escapó de las Añejerías…, como este de 1937 que se llama “Tradiciones paceñas. Una de tantas –escribas y mequetrefes” y empieza así:

«Cuenta la tradición, aunque con muchos ribetes de sabor y matiz historiológico, que los paceños de antaño fueron hombres de voraz enjundia y varones de pelo en pecho cuando de salir al frente de la honra del terruño se trataba». (2022: 325. Vol. I)

Lector, reseñista

Siempre al tanto de la producción nacional, entre los años 30 y 40, según se desprende de sus artículos, se decantó también bastante por autores ecuatorianos, clásicos españoles y prácticamente todo lo que le caía en mano, a punto de ofrecer un tributo entre inocente y conmovedor a los libros en su texto “Manías y lecturas de bibliófilos impenitentes”:

«El libro es muy difícil de poder ser definido porque representa y tiene un valor que varía según el individuo que lo posea, lo analice o lo busque; pero en lo que se está de acuerdo es en que ha vencido en todas las pruebas: las criaturas simpatizan con el libro, lo aman y lo buscan, y hasta los que se encuentran reacios olvidan que es el influjo del libro quien los gobierna, los instruye, los cura, los premia, los castiga, los estimula y los orienta en forma segura y en absoluto desinteresada; siendo así que hasta los buenos cocineros buscan en los libros de arte culinario lo que necesitan para el aliño que diestramente logran hacer sobre manjares con que solemos regalar al paladar». (2022: 50. Vol II)

En 1936, con el pseudónimo de Jaime Cruz, publicó en El Diario “Un valioso libro del año 1637”, en el que hace eco de su apasionamiento, casi fetichista, que con seguridad no pocos acá compartimos, por acumular joyas bibliográficas:

«Debo a coincidencia feliz haber obtenido, poco ha, un ejemplar muy bien conservado y tratado de la obra básica y siempre de actualidad que versa acerca del beneficio de los metales y cuyo tema desenvuelto con sencillez y erudición al través de las ciento veinte y seis páginas de que consta el librejo, en pergamino, incluyéndose las respectivas sumas de privilegio, tasa, aprobaciones, índice (…) Es un incunable potosino en que, fuera de la materia misma que se desarrolla en él, tiene también exquisitas digresiones respecto a la ubicación de índole geográfica de los muchos yacimientos mineralógicos de la región en la época en que apareciera el libro del cura doctor Álvaro Alonso Barba». (2022: 283. Vol. II)

Sotomayor columnista

El periodista columnista, bebía también del historiador. Como pasa incluso ahora –en momentos de seria crisis, o al menos de cuestionamientos en este oficio, avasallado por las redes sociales–, Sotomayor no desperdiciaba aniversario, referencia histórica o cualquier buen pretexto para sacar a relucir sus conocimientos y hacer uso de su archivo.

El 6 de marzo de 1945 publicó su texto “Inauguración oficial de El Prado”, en el que relata al detalle lo sucedido el 6 de marzo de 1715:

«Y el estreno del paseo conocido aún hasta el presente con el nombre de El Prado, designación impuesta seguramente a la manera y en pensamiento evocativo de El Prado de Madrid, tuvo los máximos alcances de una solemne fiesta social, militar, administrativa y, en una palabra, oficial. La víspera del acontecimiento, los hermosos jardines de la Alameda, por entonces, aún principio floreciente de inicial aspecto por las plantaciones de eucaliptos, álamos, quishuaras, sauces y otros árboles ornamentales, habían atraído la atención y la concurrencia de parte de toda la flor y nata de la ciudad». (2022: 205. Vol II)

Sotomayor ficcionalizador

No le fueron ajenos tampoco algunos intentos de prosa poética y soliloquios o narraciones de índole ficcional, pero siempre con un sustento en las tradiciones, leyendas o facetas históricas. Un ejemplo es “Espejo de vida”, publicada en 1940 con el pseudónimo de Juan Cruz:

«En un mágico espejito que las sombras del destino circundan a su marco áureo, me entretengo contemplando el desfile de mis días y soy así, el espectador impasible y estoico de mi propia existencia. Los de mi niñez pasan atisbando el panorama espectral en el que imperan los duendes, los brujos y los “cucos” para amedrentar al espíritu crédulo e inocente». (2022: 326. Vol. II)

Elvira Cárdenas, un portento orureño de la investigación histórica

Con un trabajo casi subterráneo, silente, esta archivista ha logrado publicar de manera independiente dos obras que aportan a la academia boliviana.

Marcela Araúz Marañón

Elvira Cárdenas Román tiene 81 años y a sus 71 años parió dos libros que no solo escudriñan una parte de la historia de Oruro en la que poco se ha incidido, sino que además ponen en la palestra un tema de importancia a nivel nacional del que muy poco se conoce. Se trata de Oruro en la Guerra del Chaco y Las ambulancias en la Guerra del Pacífico.

Tras un prominente desempeño profesional durante más de cinco décadas como bibliotecaria, archivista y documentalista en instituciones nacionales –como el Senado o el Ministerio de Relaciones Exteriores– e internacionales, una tarde Elvira sintió el peso del ostracismo al cual la sociedad suele limitar a los jubilados, más si son mujeres.

Fue así que en 2002 –decidida a aprovechar el tiempo libre– se sumergió en el Archivo Histórico de la Biblioteca Municipal de Oruro, que guarda documentación desde 1606 hasta 1950. Ese fue su reducto de hallazgos y construcción de sus libros.

Más adelante me referiré a ambas publicaciones, pero seré rotunda en destacar aspectos que me atañen particularmente: es preciso cuestionar el hecho inexcusable de haber mantenido en el anonimato el trabajo de una mujer cuyo saber ha evolucionado entre los recovecos de los archivos más añejos y acaso definitivos de la historia boliviana. Pero, además, que ha roto todo prejuicio de sesgo generacional: es decir, seguir creando y produciendo obra intelectual y bibliográfica a los 70 años.

Hallazgos

¿Cómo llegaron a mis manos los libros Oruro en la Guerra del Chaco y Las ambulancias en la Guerra del Pacífico? Como llegan muchos libros: un regalo en plena farra. Un día, de casualidad me puse a hojearlos. Entonces leí:

Al instalar la ambulancia sedentaria lo hicimos bajo fuego enemigo que levantaba densas nubes de humo y polvo (…) Esa posición nos permitía seguir la gradación creciente de la derrota sin que el carácter que investíamos y nuestra actitud desarmada nos permitieran soportar esta horrible matanza.

El relato vívido es de Zenón Dalence, que lo narra en uno de sus informes de guerra escrito en 1880. Dalence fue un ciudadano orureño que fungió como director de Ambulancias del Ejército de Bolivia durante la Guerra del Pacífico. Y es Elvira Cárdenas quien pone ese nombre en relieve no para hacerle un homenaje, sino para hacerle justicia ante el mutismo en las páginas de la historia de nuestro país.

Mientras organizaba el Archivo Histórico de Oruro, al descubrir el corpus de Dalence, la archivista fue desvelando una temática tan específica como apasionante: las ambulancias en el escenario de la Guerra del Pacífico. Información que logró recabar tras un proceso de salvataje de ese patrimonio, con deshumidificación e inventariación de cartas e informes de la época de la contienda.

A partir de ello, Cárdenas da una minuciosa radiografía sobre la dramática situación del frente boliviano, del plantel médico y sus condiciones paupérrimas, del desarrollo de las ambulancias como un fundamental instrumento de trabajo desde su más rústica creación. De los muertos. Por ello, esta obra es una valiosa documentación sobre capítulos cuya importancia nos fue ajena.

El libro Oruro en la Guerra del Chaco es una serie de crónicas que la archivista trabajó con documentación boliviana e incluso con misivas paraguayas, logrando así conformar el cuerpo de esta publicación que incluye capítulos que remiten al pueblo orureño y su organización durante la carestía que provocó la Guerra de Chaco en los años 30.

La obra arranca con la poderosa imagen de aquellos héroes que, viviendo a casi cuatro mil metros de altitud, se internaron en el Chaco abrumador que los recibía a 35 grados de calor y más. Hace un repaso de organizaciones urbanas que asumieron medidas para encarar la sobrevivencia. Es así que hace una justa referencia al papel que jugaron los periodistas de La Patria que cambiaron las máquinas de escribir por fusiles, para encarar al enemigo en esas tierras áridas.

Ahora son otros muchachos más que se van. Eduardo Ocampo Moscoso, con cuyas inquietudes nos habituamos tanto y cuya vigorosa labor amerita ponderación viaja hoy al sud este. Como antes su puesto del deber estaba en la redacción, hoy –lo sabe él– su puesto está en el Chaco.

Novedoso me resultó el personaje de la “Madrina de Guerra”, que es dado a conocer en esta obra. Se trata de mujeres, ya sean familiares, enamoradas o aquella dama de altísima confianza del soldado que partía, quien se comprometía a dar consuelo y esperanza epistolar al reclutado, además de realizarle envíos de encomiendas con alguna ayuda material.

La salubridad, el exiguo presupuesto departamental que acongojaba a Oruro, la educación malherida por la guerra, todos estos y otros datos detallados por Cárdenas dan como resultado una investigación que no solo lanza fríos antecedentes históricos, sino que bosquejan la vida de los orureños durante la contienda bélica. Es un necesario rescate de la memoria orureña.

Investigadora de cepa

Según cuenta Elvira, la forma en que decidió publicar sus dos libros hace 10 años fue casi azarosa, mas no del todo ajena a la historia de muchas mujeres bolivianas, limitadas al hogar tras la jubilación.

“Yo no podía descansar, mis signos vitales están muy latentes. Un día, aburrida de no hacer nada, agarré mi cúmulo de papeles y comencé a ordenarlos. Luego pensé en hacer un homenaje a mi papá que fue héroe en la Guerra del Chaco y me adentré más en los datos. Finalmente, estos libros vieron la luz”, cuenta la autora.

Ella es muy clara al plantear que había solicitado apoyo económico para publicar las obras hoy comentadas. Apoyo que fue negado, lo cual la obligó a realizar la publicación de manera independiente. “Nadie me ayudó con un solo centavo”.

Tiene la memoria clara y lúcida. Conversa amenamente y detalla, sin aspavientos, historias familiares, así como aquellas que vivió en el escenario de la política y la burocracia. Es generosa en su vasto saber. Y su veta investigadora es imparable.

A sus 81 años, Elvira Cárdenas no se queda conforme y ya está delineando su siguiente investigación. Adelanta que ese nuevo aporte podría ser publicado este mismo año.

Neruda envió un mensaje a la “Revolución Boliviana” en noviembre de 1952

J.C.R. Quiroga

“Que siga la Revolución, porque nuestro destino está en ella”, manifestó efusivamente el poeta chileno Pablo Neruda (1904 – 1973) al periodista paceño Mario V. Guzmán Galarza, del periódico La Nación, al concluir la entrevista en su casona del barrio de Los Guindos, Santiago de Chile, a ocho meses de la revolución nacional del 9 de abril de 1952.

En la amena entrevista entre Neruda y Guzmán Galarza, que se produjo a principios de noviembre de 1952, bajo la sombra de unos árboles en el jardín, en la que participó el dirigente fabril boliviano Ismael Castellón Arce, después de asistir al Congreso Nacional de Trabajadores Mineros en la capital chilena, también se refirió a temas políticos de su país, aunque lógicamente insistió que había que apoyar moralmente la revolución boliviana y no permitir que fracase porque América estaría en peligro.

El autor del Canto General y unos de los principales intelectuales del comunismo en Chile auguró que la nacionalización de las minas de estaño sería el paso más importante de la Revolución Boliviana, porque permitiría que el país se constituya en el director del movimiento revolucionario en América.

“Queremos también revolución en Chile”, manifestó Neruda a tiempo de invitar a los intelectuales y artistas de Bolivia, mediante el periodista paceño, a un Congreso Cultural que se llevaría a cabo el 15 de enero de 1953, a iniciativa de Gabriela Mistral.

Fue la oportunidad para que el gran poeta chileno le entregue al periodista de La Nación dos ejemplares de su libro, Canto General (1950), uno para la juventud revolucionaria y otro para el entonces presidente de Bolivia, Dr. Víctor Paz Estenssoro, con una dedicatoria que destacaba la nacionalización de las minas como un honor para América.

En esa época, Neruda tenía 48 años, acostumbraba cierta barba y estaba casado con Delia del Carril, de quien se divorció en 1955. Ya había publicado Los versos del capitán (1952).

***

Pablo Neruda envía un mensaje a la Revolución Nacional

Escribe: Mario V. Guzmán Galarza

(LA NACIÓN, noviembre 20 de 1952. La Paz)

El día que asistimos a la inauguración del Congreso Nacional de Trabajadores Mineros en la capital del Mapocho, al presenciar en el auditórium de la sede gentilmente cedida por la Federación de Estudiantes de Chile, la representación del poema épico “La Tierra se llamaba Juan…” de Pablo Neruda, sentimos la humana necesidad de conversar con el magnífico Poeta que alguna vez como Político había emitido juicios errados sobre el Movimiento Nacionalista Revolucionario. Y fueron los compañeros universitarios del Frente de Avanzada, los que tuvieron a bien concertar la entrevista ansiada por quien, en su condición de delegado de los Trabajadores de Bolivia, esperaba brindar luego a sus compatriotas una versión real de la personalidad y criterio de Pablo Neruda.

De esta manera, un día de extraordinario congestión en el centro de la ciudad, nos trasladamos hasta el sereno y bello barrio de Los Guindos. Momentos después ingresábamos a la residencia del poeta, hermosa quinta donde vive y escribe Neruda. No imaginábamos que esta visita sería la primera de una serie que culminó con una recepción ofrecida en honor de los delegados de Guatemala y Bolivia, no obstante encontrarse luego el poeta un poco resentido de salud a raíz de un accidente de tránsito, del que salió peor accidentada su señora esposa.

BOLIVIA ES EL DRAMA DE AMÉRICA

Sentados a la sombra de añosos árboles, en un quiosco bordeado de flores del amplio jardín que para su solaz y el de sus camaradas tiene el Poeta, le abordamos con las primeras preguntas:

-“¿Qué puede Ud. decirnos sobre la Revolución Boliviana, don Pablo?”

-“Los escritores siempre estamos atentos al pulso de los pueblos y hemos seguido de cerca la gestación y la victoria del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Creo que todos estamos obligados a ayudar moralmente a Bolivia para que sea dueña de sus riquezas y de su destino”. Y con énfasis agrega: “Bolivia es el drama de América”.

Y mientras habla el Poeta, quién tal vez en su humana envoltura no aparenta ser el hombre que expresa sus emociones en forma bella, trasunta con delicada entonación su fina sensibilidad lírica y social.

LA REVOLUCIÓN NO DEBE FRACASAR

La entrevista continúa, casi en una conversación animada también por el compañero de visita, el dirigente fabril boliviano Ismael Castellón Arce. Refiriéndose al propósito boliviano de recuperar sus riquezas de manos de los poderosos sirvientes del imperialismo, mencionando el curso histórico de las Revoluciones en México y en Guatemala, don Pablo Neruda expresa: “La nacionalización de las minas de estaño será el paso más importante de la Revolución Boliviana y hará que su país, amigo periodista, se constituya en el director del movimiento revolucionario en América”.

-“¿Qué papel desempeñarían los escritores y artistas en este proceso histórico revolucionario?”

-“Los intelectuales no podemos vivir al margen de la Revolución y es lógico que ayudemos en la común tarea. Debemos explicar a nuestros pueblos – y esta es la responsabilidad-, de que si Bolivia fracasa en la Revolución fracasaríamos todos nosotros, es decir, América estaría en peligro.

SOLIDARIDAD DE LOS PUEBLOS

Habiendo girado la conversación hacia los problemas doctrinales, sobre el principio teórico de la Revolución Nacional, y habiéndose mencionado las tesis sustentadas por otros partidos políticos, entre ellos el Partido Comunista del cual es miembro Pablo Neruda, nos permitimos preguntar a nuestro entrevistado, su opinión sobre la superación de la lucha sectaria y la solidaridad de los pueblos oprimidos por regímenes colonialistas.

-“Siempre he sostenido, expresa Neruda, la importancia de la solidaridad de los pueblos. Por eso considero de gran valor suscitar un movimiento americano de apoyo a la Revolución Boliviana. Estamos de acuerdo con las formas positivas de la Revolución y contribuir a su futuro es un deber. SIN EMBARGO, LA IDENTIFICACIÓN NO ES POSIBLE”.

-“Y el sectarismo don Pablo?”, preguntamos anticipando nuestro respeto al pensamiento político del entrevistado, con el que por convicciones políticas nacionalistas discrepamos.

-“Lo que interesa es la solidaridad de todos los pueblos que luchan por su libertad –expresa Neruda sorteando la respuesta sobre el sectarismo en particular-, y más si los postulados son la Independencia y la Paz”.

EL PUEBLO CHILENO CONTRA GONZALES VIDELA

Con referencia a los problemas de su país, tales como la derogación de la llamada Ley Maldita o Ley de Defensa de la Democracia promulgada durante el gobierno de Gabriel Gonzáles Videla, el pacto de Ayuda Militar con los EE.UU., la nacionalización de las minas de cobre, etc., etc., nuestro entrevistado nos expresa que la voluntad anti-imperialista de su pueblo es firme e inalterable. A una pregunta sobre la no participación del Partido Comunista en el bloque político que apoyó al General Carlos Ibáñez del Campo, olvidando la importancia del movimiento de masas hasta el extremo de haber reducido sus votos a unos cincuenta mil, nos dijo simplemente:

-“El pueblo votó por Ibáñez porque estaba descontento y repudiaba a Gonzáles Videla y su política de represión”.

-“Entonces admite Ud., don Pablo, preguntamos, la victoria electoral del General Ibánez como expresión rotunda del pueblo?”

-“Lo importante es el pueblo y sus intereses, nos contesta, apoyaremos en todo lo que sea de beneficio para el país y para los trabajadores. Queremos también revolución en Chile”.

GABRIELA MISTRAL CONVOCA A UN CONGRESO

Y pasando a otros temas, nuestra animada e interesante conversación con el gran poeta, nos habla del movimiento intelectual americano y nos anuncia que está escribiendo un libro sobre su último viaje a Europa. Expresa además su deseo de viajar a Bolivia y conocer a sus intelectuales de las nuevas promociones.

-“El 15 de enero próximo, nos dice, se realizará en esta ciudad un Congreso Cultural a iniciativa de Gabriela Mistral. Y aprovecho para invitar por su intermedio a todos los intelectuales y artistas bolivianos para que asistan al Congreso que será de carácter continental. El temario estará dedicado a los problemas americanos y juzgo que Bolivia no debe estar ausente.

UN MENSAJE A LA REVOLUCIÓN NACIONAL

A tiempo de finalizar nuestra entrevista, Pablo Neruda nos entrega Canto General para la juventud revolucionaria y nos pide que llevemos otro al Jefe de la Revolución y Presidente de la República Dr. Víctor Paz Estenssoro. Y sobre la portada del poema épico que canta a nuestra América Rebelde, escribe:

“Santiago de Chile. Al Presidente Paz Estenssoro cuyo Decreto de Nacionalización es una fecha en el honor de América. (Fdo.) Pablo Neruda.- 1952. Noviembre”.

Los árboles de la ancha calle que circunda la casa del Poeta, ya proyectaban largas sombras, cuando Pablo Neruda acompañándonos hasta la puerta, con un cordial abrazo al veterano luchador obrero y a la juventud revolucionaria, nos dijo: “Que siga la Revolución, porque nuestro destino está en ella”.

Santiago, noviembre de 1952

D. López Koehnke

D. López Koehnke. (La Paz, 1991). Poeta, narrador, músico, ilustrador y diseñador. Ha publicado el poemario Tramas (2022).

Hito

Y mis palabras que son torpes se deshilachan 
Cada cordel es un conducto 
Y tu pensamiento se escurre,
La gravedad lo llevará a lo profundo 
Y quizá entiendas más cosas de las que deberías 
Y quizá esa profundidad lunar se te haga familiar, 
Entonces lo aparente será un recuerdo. 
Tu cuerpo volcánico conocerá el agua, mis aguas 
Habitaremos tierra firme, tierra fértil 
Los hilos crecerán como pasto
Podremos tocarlos con los pies 
Jugar a estar descalzos. 
Entre párrafos, los cordeles nos crecerán como enredaderas 
Como venas fecundas 
Como dagas de guerra,
Ésas que delimitan nuestra tierra 
Que dan forma a nuestros cabellos 
Que perforan la piel 
Y escriben en los árboles.  
Quizá ésa sea nuestra tumba
Quizá sea nuestro comienzo
O quizá los hilos se consuman con tu forma cáustica 
Y no lleguemos tan lejos.  

Un Cuento

Una niña y un bosque 
Vaya imagen tan conocida,
Ella dormía
Sin lobos, ni brujas
Ni figuras sombrías sin rostro.

La tarde y el bosque 
Una imagen anaranjada 
Con aves, hojas 
Humedad y huellas 
Eco
Pasos 

La niña y un sueño
Una espera eterna 
Con espereza, con deseo
La tópica, torpica, ¿torpe?
… idea del amor 

La tarde y una niña
Un momento casi eterno
El eco de los hachazos, la madera
Luego más pasos, un extraño
Una niña.

Un bosque y un sueño 
El hacha, la soledad 
Y una imagen tan onírica
tendida ante sus ojos.

Una tarde sin sueño 
Aves volando, unos gritos
Pobre niña,
Vaya imagen tan conocida.

De semillas 

Atascado sobre madera muerta,
Bajo aleteos inconfundibles 

Semillas en sus manos 
La vejez en las semillas…

Te preguntas quién soy 
Yo me pregunto lo mismo

Yo te pregunto lo mismo
Tú te preguntas…

Atascado sobre piedras centenarias,
Bajo las campanas del medio día

Semillas en sus ojos
El futuro en las semillas…

¿Reconoces quién soy?
¿Reconoces tú rostro?
¿Tan dividido está el tiempo?
¿Tan repartida está esta mente?

Atascado sobre carne y patria,
Bajo la marcha cotidiana

Semillas en nosotros,
Las palomas se las comen de a poco…

Bocanadas 

Otro más
Ya va siendo el tercero
Otro niño
Otro niño de humo

Ese último giraba muy rápido 
Era como un recuerdo 
Pero en lo que iba subiendo
Se fue viendo ajeno… 

Aquello que entra me va desgarrando
Aquello que entra me va arrancando por pedacitos
Y sale victorioso 
Se diluye en el aire  

Otro más
Ese blandía inocencia entre sus manos
Pero se fue deshaciendo 
Desnudando hasta desaparecer

Dime que sucede después 
¿A dónde van cuando solo quedan las colillas
Cuando el alquitrán va tomado mi lugar etéreo
Dime si me puedo ir con ellos?

Otro y otro más
Y algo de vértigo
Y de ellos quedan cenizas 

Tramas es el primer libro de poemas de Diego López Koenhnke, quien antes ya había publicado un libro de cuentos (Malescritos, 2019) y grabado un disco (Exis, 2020). Hay en el libro una simbiosis entre palabra y dibujo, donde las líneas se intersectan en la configuración multidimensional de un universo de significados que se reflejan y complementan creando un continuum entre poema e ilustración. En el prólogo de Tramas, Claudia Daza Durán anota que: “su propuesta sale del pecho como si fuera un lobo, un animal que te cruza entero hasta hacerte pisar su tierra firme. Se desnuda en dibujo y nos desnuda en palabras, nos lleva al juego de palabras y a los cierres narrativos, porque narra poéticamente, desde la línea de sus ilustraciones hasta el sonido de sus finales en punto.”

Editorial Electrodependiente

Patricia Requiz y Mauro Gatica

Electrodependiente, es una editorial que nace en julio del 2017 en la ciudad de Cochabamba. Partiendo primero como una revista digital que logro reunir una muestra significativa de autores y autoras hispanoamericanos. No es sino en octubre del 2017 que se publican los primeros libros en formato artesanal, donde priman materiales de reciclaje y encuadernación manual, para ser presentados en la Feria del Libro de Cochabamba ese mismo año, teniendo una respuesta positiva del público lector, lo que nos animó a potenciar nuestro proyecto.

La editorial dirigida por Patricia Requiz y Mauro Gatica, desde siempre ha tenido la finalidad de crear un espacio para el encuentro entre el lector y las obras de autores contemporáneos hispanoamericanos, de países como: Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina, Perú, Colombia, España y México. Publicando y difundiendo autores con propuestas alternativas, y de esta manera contribuir con la bibliodiversidad.

El año 2020 lanzamos el primer concurso de cuento sub 25. Ese mismo año decidimos abandonar paulatinamente el formato artesanal para entrar en una nueva etapa y profesionalizar el trabajo.

Por mucho tiempo nuestro proyecto buscaba nuevas formas de distribución y una de las características fue ocupar espacios no convencionales del libro. Espacios como: el pasillo principal de la Universidad Mayor de San Simón, la entrada de la Facultad de humanidades y ferias libres. No es hasta el 2021 que logramos por fin abrir la Librería Electro y establecer así un espacio real de difusión, donde a parte de nuestro proyecto se han ido sumando la mayoría de las editoriales independientes de Bolivia y algunas de Chile como: Editorial 3600, El cuervo, Sobras Selectas, Nuevos Clásicos, Dum Dum, Mantis, Letramargo, Nuevo Milenio, Editorial Aparte, Navaja y Sismo. La librería Electro está ubicado en el centro de la ciudad de Cochabamba, en la Avenida Salamanca casi esquina Lanza, edificio Morales 0622, planta baja.  La finalidad es generar un especio concreto de encuentro con la literatura nacional.

En la actualidad Electrodependiente cuenta con un catálogo de cincuenta títulos publicados entre los que convergen diferentes géneros y estéticas (novela, cuento, poesía y traducción). El año pasado publicamos nuestro primer título en formato tradicional, y este año estamos preparando la edición de dos nuevos títulos a fin de consolidar este cambio de formato.