Jaguar Azul Editores

Mario Vargas

El Bocaisapo, aquel de Marcela Gutiérrez y Cayo Salamanca, fue un lugar fascinante, de donde emergían posibilidades inimaginables, en medio de lecturas, performances literarias y música en vivo; allí conocí a escritores y otros artistas, muchos de ellos consagrados en su trayectoria y otros que iniciaban sus primeras letras. Una noche de esas, al terminar de escuchar su poesía, pregunté a Alejandro Canedo Peñaranda dónde podría conseguir un libro suyo, pero no había publicado nada. Esa noche emergió la posibilidad de crear una editorial.

Posteriormente, durante un recorrido por el Museo Nacional de Antropología de México me topé con el Gran Jaguar de Monte Albán (Oaxaca). En las culturas antiguas de nuestro continente, Jaguar es un ser mítico. Y el azul sumó su haz propicio para la creatividad, la magia, la ficción y –particularmente– la fotografía. Así nació Jaguar Azul Editores, para acicatear la poesía, la narrativa, la crónica y la fotografía en Bolivia, Latinoamérica y –por qué no– el mundo.

Hasta ahora Jaguar Azul Editores publicó catorce libros de poesía, narrativa corta y crónica; entre nuestros escritores tenemos a Alejandro Canedo, Javier Aruquipa, Oscar Ordoñez; en nuestro catálogo dialogan la fotografía y la poesía; y dos colecciones de edición limitada que reúne a cinco fotógrafos, cuatro bolivianos y un español. Asimismo, logramos expandir nuestro espectro hacia escritores chilenos, como René Silva y Danitza Fuentelzar, con la proyección en el mediano plazo de incorporar en nuestro catálogo a otros artistas latinoamericanos.

Además, desde la creación de la editorial acompañamos diversas iniciativas culturales y literarias en la ciudad de La Paz. Con Delirium tremens logramos más de una decena de plaquettes, publicaciones de pequeño formato y edición limitada, con el aporte de poetas que participaban en aquellos recitales poéticos. De igual manera, publicamos plaquettes conmemorativos de los aniversarios del Bocaisapo.

Uno de nuestros objetivos es fomentar la lectura, convencidos que ella puede generar cambios sustantivos en nuestras sociedades. Por lo mismo, nos involucramos en proyectos e iniciativas con la Defensoría de Pueblo, como son “Libros por rejas” y “Re escribiéndonos”; el primero busca promover la lectura en centros penitenciarios y el segundo incentivar a la escritura en los Centros de Reintegración Social de adolescentes. Asimismo, participamos de espacios no tradicionales para las lecturas o diálogos entre escritores y el público en general. Una de las actividades que realizamos, antes de la cuarentena por el COVID-19, fue participar en el proyecto de MIC Lectura del Banco Sol, un espacio donde expusimos nuestros libros para brindar al público la opción de descargar textos de nuestro catálogo; la intención fue incentivar la lectura en espacios –agencias bancarias– carentes de literatura.

Las ferias de libros son importantes medios para dar a conocer nuestro catálogo de publicaciones y, especialmente, para propiciar espacios de interacción con el público y aproximarnos a potenciales escritores a quienes nos gustaría publicar, si su trabajo confluye con nuestra línea editorial. Así, hemos participado en ferias internacionales en La Paz, Buenos Aires, Argentina, Guadalajara, México, Lima y Cusco, Perú y Antofagasta y Santiago de Chile (Primavera del Libro), al igual que en ferias alternativas en barrios o centros educativos en las ciudades de La Paz y El Alto.

En el trascurso de nuestra existencia tuvimos la oportunidad de interactuar con librerías en La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Sucre, de la misma manera ofertamos nuestro catálogo mediante plataformas virtuales de venta, con entrega a domicilio, establecidos para el territorio boliviano.

Dada la pandemia global, estuvimos en pausa durante las gestiones 2020 y 2021; fue difícil invertir en proyectos literarios y participar activamente en espacios de difusión, especialmente por la recesión económica y las restricciones de bioseguridad. Por otro lado, estamos conscientes de que en Bolivia el consumo de literatura es bajo, aunque la producción literaria es creciente, tanto en cantidad como en calidad; asimismo, reconocemos que los actuales circuitos de difusión y venta de libros priorizan la producción extranjera.

En ese marco, desde marzo de la presente gestión estamos reactivando nuestras actividades y tenemos la expectativa de ampliar nuestro público. Estamos generando estrategias y mecanismos de difusión, distribución y “comercialización” amplios para que nuestra producción literaria llegue a distintos puntos del territorio nacional y de otros países. La literatura debería considerarse como un “artículo” de primera necesidad.

Editorial La Glorieta

Ana María Arana R.

La Glorieta Editorial Librería abre sus puertas como una gran familia, de tal forma deseamos que los que participan con sus proyectos hagan de esta organización una parte de sus hogares y encuentren el éxito al haber logrado hacer realidad un sueño.

Nuestras puertas llevan siglos de conocimientos y experiencias, desde la Ciudad Blanca. Grandes mujeres y hombres son descendientes de La Glorieta y ahora nuestra intención es albergar a las almas libres para dar voz a sus historias, sin importar el género. Todas las obras son importantes e irreemplazables.

Lo que nos representa como blasones son el carisma y el amor hacia las obras que los escritores han creado y que nos confían para darles cuerpo y presentarlas ante la sociedad con la seriedad y elegancia que requieren. Sea cual sea la respuesta, deben tener la seguridad de que la obra partirá hacia el mundo de los lectores con los pies firmes en la base del conocimiento y experiencia.

Como editorial, una de nuestras razones de ser es que la gente vuelva a enamorarse de los libros. Queremos que las personas puedan quedarse despiertas leyendo, que puedan entrar en este universo complejo en donde existen infinitas posibilidades.

Nuestra aparición en el mundo literario será en marzo, con diez obras de gran nivel, en los géneros literarios, sociológicos y tradicionalmente científicos.

Los valores de nuestra casa editorial son libertad de expresión, consideración, verdad y búsqueda continua de lo perfecto en el mágico mundo de las letras y en el tragicómico universo de la realidad. Uno de los puntos fundamentales es lograr una alianza duradera y efectiva para llegar al público con eficacia.

Durante el proceso de edición puede haber muchos giros, únicamente con el objetivo de hacer de la obra un conjunto perfecto. Es muy intenso porque los que participamos tenemos cosas importantes en juego, así que debemos asentarnos como familia para sacar el máximo potencial de cada uno y de la obra.

Es hermoso soñar con una nueva etapa dentro el mundo editorial, dejarse llevar por la magia del libro, maravillarse con su entidad, ser parte de ello es fantástico. Lo económico no ha de detenernos porque en esta familia hay grandes benefactores interesados en ser parte de la historia de la literatura boliviana.

Editorial La Glorieta nació para dar voz a las mejores obras de nuestro país, rompiendo la hegemonía de unas pocas editoriales que se centran en lo comercial, dejando lo cultural al margen y perdiendo su sentido liberador. Este proyecto no es solo un objetivo que alcanza a lo literario, también abarca lo político, porque cultura y educación son las herramientas idóneas para forjar un verdadero sentido democrático.

En todos los tiempos la escritura se ha constituido en el vínculo más adecuado para comunicar de forma contundente las ideas, los sueños y propuestas, para consolidar el cambio rumbo a una sociedad más civilizada en donde prime el arte y el conocimiento.

Para acceder a mayor información, la Glorieta Editorial Librería espera su contacto en el whatsapp 78448428 o en nuestras oficinas en Santa Cruz de la Sierra.

Sobras Selectas

Alexis Argüello

Sobras Selectas es una editorial alteña con sede en Bolivia. Nuestra línea editorial está en construcción permanente. De momento publicamos principalmente a escritores nóveles con proyección de obra (varios libros que aspiran a formar parte del canon en sus respectivos países). Buscamos escritores ahí donde otros no lo hacen.

Nacimos el año 2016 para publicar a la ganadora de la primera versión del Concurso No Municipal de Literatura. Luego vino el segundo libro, luego el octavo. A la fecha tenemos ya nueve libros publicados de autores extranjeros y nacionales (novela, cuento, crónica), que desperdigamos en librerías de Santa Cruz, Cochabamba, Sucre La Paz y El Alto, y también en librerías de países como México, Perú y Argentina. Hacemos también envíos de libros físicos y electrónicos cuando nos lo piden vía redes sociales o nuestra página web: www.sobrasselectas.com.

Contamos con nuestra propia librería (con sede en El Alto y La Paz) y quizá por ello es que, por ahora, hemos podido sobrevivir a la pandemia. Vamos a seguir publicando libros el 2022, a pesar de que nos gusta decir No a la gran mayoría de los aspirantes a escritores que nos contactan. Nada en contra de tales personas, simplemente preferimos buscar y buscar hasta encontrar nosotros mismos. Queremos fortalecer la unidad  y coherencia presentes en los libros de una editorial donde cada libro anterior justifica la presencia del siguiente. ¿Nuestros autores? A la fecha: Quispe Flores, Eva Choque Llanos, Jhovana Gonzales Yana, Oscar Martínez, Isabel Suárez Maldonado, Carlos Velázquez y Julio Durán. Y sí, que suene redundante, la presencia de cada uno de ellos en Sobras Selectas justifica la presencia del siguiente.

Perra gráfica

Daniela Rico / Antonio Vera

El proyecto Perra Gráfica nace en 2013 como un espacio para articular artistas gráficos en torno a la producción y difusión de obra gráfica. Lo primero que se hizo fueron talleres de formación y algunas exposiciones. El 2014 abrimos nuestra línea editorial. El proyecto lo dirigimos Antonio Vera y Daniela Rico.

El nombre busca reivindicar el origen callejero y, en gran medida, subalterno del arte gráfico respecto a las denominadas bellas artes.

Hemos publicado novela corta, poesía, cuento, fanzines, libros artísticos. Se trata de ediciones pequeñas, de 300 a 350 ejemplares numerados, que están entre la producción artesanal y la industrial, con tapas e ilustraciones impresas en técnicas como la serigrafía o la xilografía. Lo más interesante para nosotros del trabajo de editor es el mantener una relación con los autores, en la que el trabajo que se haga se asuma como colectivo, donde cada uno interviene en una medida, sin tratar de ocupar espacios que son del otro. 

La perra Gráfica cuenta en la actualidad con un catálogo compuesto por 17 títulos que se distribuyen a su vez en cuatro colecciones especializadas en distintos temas y formatos: Libros para niños, Ilustrados, gran poesía y literatura.

En La Paz vendemos los libros directamente en nuestro taller. Algunos ejemplares de nuestros libros se encuentran en la librería SUR, de Lima; Eterna Cadencia, de Buenos Aires; Metales Pesados, de Santiago; Fondo de Cultura Económica, de Bogotá; Hypatia y la increíble librería de México; Malisia, de La Plata; e Iberoamericana, de Madrid.

Intentamos hacer libros que sean una experiencia intensa para quien los lee, que tanto el texto como las ilustraciones tengan una propuesta radical y personal. El tiempo que requerimos para sacar un libro, y el hecho de ocuparnos de tareas como la distribución de los volúmenes, únicamente nos permite publicar dos títulos por año, cada libro implica un periodo de experimentación e investigación ya que es una labor meticulosa y artesanal. Nuestra idea es darle a los dibujantes el tiempo necesario para hacer la mejor obra, sin prisas, creemos que eso forma parte del cometido de un buen editor. 

El peso de la ilustración es tal vez el rasgo que más los caracteriza. La lectura de las imágenes, que tienen un lenguaje que todos entendemos desde que somos pequeños, pero a menudo al crecer dejamos de usar. El libro, en su origen es ilustrado, no de texto. La propia palabra es una imagen.

Durante la pandemia hemos entrado en un periodo de hibernación e incertidumbre, del que estamos ahora saliendo, armando una colección nueva de poesía en la que la apuesta va a ser, por un lado, unas ediciones más artesanales aún y por otro un libro de poesía para niños. Pensamos que los lectores de poca edad están muy capacitados son personas muy exigentes con lo que leen, a pesar de lo que se tiende a creer a veces.

Mantis, cuando la literatura es (también) acción política y estética

Acción y provocación. Una iniciativa editorial con un leitmotiv estético, por supuesto, pero además político-activista. Eso es Mantis, hasta hace poco una colección de narrativa de mujeres –que no femenina– de Plural Editores, concebida y dirigida por Giovanna Rivero y Magela Baudoin, pero que ahora se lanza como editorial plena, en asociación con editorial El Cuervo (para distribución y mercadeo), y con la incorporación al equipo de Mariana Ríos.

¿Y por qué este cambio? Rivero responde: “quizás porque la pandemia supuso un límite en muchas dimensiones de la vida, decidimos que debíamos jugarnos un poco más por nuestro proyecto. Si no era ahora, ¿cuándo? Sabemos que esta nueva etapa como editoras independientes supone riesgos distintos, pero por fortuna vamos de la mano de editorial El Cuervo, que tiene una enorme experiencia en los diferentes niveles de la edición. Esta hermandad será muy beneficiosa para nuestros libros. Los dos nuevos títulos ya están en imprenta. ¡La emoción es indescriptible!”.

Fundamentos

Provocación. A modo de explicar sus fundamentos –no olvidemos que mantis es una especie de insecto cuyas hembras suelen devorar al macho luego del apareamiento– Rivero y Baudoin escribieron: “nos hemos propuesto intervenir –desde la publicación y los compromisos que este paso implica– en el gran tablero del mercado, ese juego de capitales materiales y simbólicos que no siempre ofrece los dados justos para visibilizar, leer y valorar la producción literaria de las escritoras”.

Acción. “Hemos decidido colocarnos en un lugar riesgoso, tal vez incluso anacrónico, al plantear [en un proyecto editorial] una posición política y estética”, explica Baudoin, respecto a la siempre presente interrogante de los encasillamientos en la literatura.

Estética y política. Sin descuidar la calidad literaria y sin que la particularidad de que solo se publique a mujeres signifique algún condicionamiento en cuanto a “temática femenina”, las narradoras bolivianas defienden su propuesta incluso desde la selección de sus dos títulos inaugurales: Lo que no tiene nombre, un testimonio novelado en el que la colombiana Piedad Bonnett comparte la desgarradora experiencia del suicidio de su hijo, y No soñarás flores, una colección de cuentos signados por el dolor y lo emocional, de la uruguaya Fernanda Trías.

Luego vinieron cinco títulos más: Nadie nunca se acostumbra, de Alejandra Costamagna; Siberia, de Daniela Alcívar; Salmuera, de Natalia Chávez; La mujer que escribió Frankenstein, de Esther Cross; y la antología de cuento Carne de mi carne. Y ahora, para estrenar su condición de editorial, y con la imagen renovada a cargo del reconocido diseñador Sergio Vega, se alista el lanzamiento de El invencible verano de Liliana, de Cristina Rivera Garza y Nuestra piel muerta de Natalia García Freire.

Búsquedas

Consultada en 2017 a propósito del nacimiento de Mantis, Giovanna señaló: “desde hace tiempo queríamos hacer algo que reflejara un poco de nuestras búsquedas y planteamientos sobre cómo se enfrenta una escritora al mapa nacional e internacional; con qué trampas choca, cuáles son sus verdaderas posibilidades. Así que decidimos que publicar libros de escritoras era una declaración de principios bastante leal con nosotras mismas”.

Y Baudoin complementaba también entonces: “hemos decidido colocarnos en un lugar riesgoso, tal vez incluso anacrónico, al plantear una posición política y estética que deriva de una honda reflexión y desnudamiento. Si alguien nos planteaba esta idea hace unos años, habría saltado con un discurso purista y antiséptico, señalando que la literatura solo debe responder a criterios de calidad y defenderse por sí misma. Lo cierto es que un día será así. Hoy no lo es”. (MZ)

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¿Qué es ser una Mantis?

Magela Baudoin y Giovanna Rivero

La mantis es una bestia invertebrada cuya mala e injusta fama la precede. Todo porque puede, alguna vez, devorar al macho durante el apareamiento. La maledicencia olvida, sin embargo, que esta criatura es poderosa, no porque mate, sino porque lleva el oído en el corazón. En esa caverna ella metaboliza la experiencia, la descompone, y así, entre diástole y sístole, nos devuelve la vibración siempre única de una verdad. Por eso la elegimos, porque su poético cuerpo es a la vez manifiesto político y estético.

Sí, nuestra Mantis devora con amor al lector y le ofrece a cambio una revelación. Escucha los latidos del mundo tóxico y dolorido, los modula en su tórax e inventa con ellos relatos que muerden y sangran, que abrazan y perdonan. Es fiel a la más noble vocación del editor: el descubrimiento. Y sin necesidad de hacer sombra o de protegerse en ella, sostenida en su magnífica y delicada estructura, sigue con curiosidad a sus compañeras de ruta en este camino escogido, el de crear.

Es así que, con auténtica fe en esta filosofía Mantis, las editoras nos hemos propuesto intervenir -desde la publicación y los compromisos que este paso implica- en el gran tablero del mercado, ese juego de capitales materiales y simbólicos que no siempre ofrece los dados justos para visibilizar, leer y valorar la producción literaria de las escritoras.

¿Qué es, pues, ser una Mantis? Escribir como si se rezara al infinito universo. Narrar con el cuerpo. Masticar el texto, depredarlo, amarlo.

La sombra trágica

Daniel Salamanca

Gonzalo Lema

De acuerdo a Augusto Céspedes, Salamanca estaba enfermo de ideas viejas. La estenosis del píloro lo doblaba en dos, lo había convertido, hacía rato, en anciano precoz, pero no era su mal principal. Sus ideas, en cambio, lo alejaban de la realidad social y hasta de la geográfica. Buen ejemplo es el debate que sostuvo con el Estado Mayor del Ejército. “Los paraguayos tardarían siete días en llegar al frente”, explicaron. “Nosotros tres meses”. Él encontró la solución desde la irrealidad: “Eso se arregla: salgamos tres meses antes”.

De acuerdo a Ballivián, opositor alerta del presidente, “como Capitán General del Ejército en campaña sembró el caos más espantoso en la conducción de las operaciones bélicas”. Mejor ejemplo es el inicio de la guerra cuando ordena tomar la laguna Pitiantuta/Chuquisaca sin darse de balazos con la patrulla paraguaya. Moscoso advirtió que eso era imposible. Anoticiado de los muertos, Daniel Salamanca exclamó: “¡La noticia me llegó como un rayo inesperado!” Calificó este hecho de ineptitud y declaró seudo-ciencia la militar. No dejó de estigmatizarlos ni cuando el golpe de Estado: “Este es el único corralito que le ha salido bien al Comando”.

El Chueco Céspedes ahonda su lectura del “hombre-símbolo”: “Con su verbo de sumo orador de la clase dominante adormeció al país en la penumbra del sometimiento a la Rosca minera y los terratenientes”. Luego remata: “Como uno de tales en el valle de Cochabamba, desde su fundo dominante, vendía las mitas de agua a los agricultores de más abajo”. Sus ideas viejas le permitieron advertir: “No toquéis la industria minera; dígase lo que se diga, es la única que en Bolivia sostiene el erario nacional”. Pero cuando solicitó ayuda a Patiño (“pedigüeño insaciable”, se auto-declaró), el magnate mundial se le rió y contestó como suelen hacerlo habitualmente los ricachones: “No puedo ahora ayudar a Ud. con mi propio capital, pero haré valer la influencia que pudiera tener ante los banqueros americanos”. Él, en cambio, tenía otra conducta con esta gente. El contraste se manifiesta en esta doble anécdota: debido a que quería aliviar la pobreza del Estado con la mendicidad y el ahorro, Céspedes recuerda que negó la ayuda oficial al hermano de Ricardo Jaimes Freyre para la repatriación de sus restos, pero ofreció 200 Bs. de su peculio y sugirió una colecta entre la gente culta; en cambio, cuando el millonario minero Carlos Aramayo, ex diplomático, armó quilombo para no pagar impuestos por las bebidas alcohólicas que pretendía internar al país, firmó un cheque de Hacienda para que no pasara a mayores.

De todas formas, Salamanca fue respetado incluso por sus propios adversarios. Cuando asumió la presidencia, propios y extraños dijeron que habían llegado las soluciones para Bolivia. Nadie supuso que nos mandaría al muere. Pronto dispuso que el joven teniente Busch buscara, en los sucios matorrales chaqueños, las ruinas de San Ignacio de Zamucos (que nadie, nunca, halló) y ordenó al Estado Mayor presentarle un plan de operaciones con objetivo ¡Asunción! De un programa sencillo para ganar las elecciones, saltó a la guerra con los bríos de sus artículos de la década del 20. Nadie se atrevió a opinar en contrario, menos sus diplomáticos de encuevamiento. Pero la guerra fue mala noticia desde un principio. Cuando decidió dar un golpe de timón recurriendo al General Montes, de 74 años, y que se había alejado del ejército hacía treinta, éste, que pidió inspeccionar antes la zona, se murió al regresar a La Paz.

Nada impidió que Salamanca se auto-divinizara. Suma inteligencia, se pasó los tres años de su presidencia buscando responsables y evitando llevarse bien con los militares. ¿Qué pesaba en su ánimo para insistir en la guerra? Quizás haber formado parte del gabinete que defendió la cesión del Acre (90.000 leguas cuadradas) cuando muy bien se lo pudo conservar. En la guerra, y ya muy tarde, pero desde siempre, le llegó la pregunta básica del Estado Mayor: ¿Qué se persigue con la guerra del Chaco? No respondió y nunca mandó por escrito su objetivo. Como sabemos, tampoco gobernó bien y hasta clausuró periódicos (La República; Universal) contrarios a su terrible gestión.

“Murió completamente momificado, con rellenos de papel estrujado que le habían sido colocados a fin de conservar sus vestiduras: legalismo y austeridad, oratoria, honradez de escaparate, a costa de su sombra trágica”, lapida Céspedes. Un diputado suyo quiso una ley declarando “traidores a la patria” a todos los jefes, oficiales y soldados que cayeron prisioneros. Todo su gobierno fue increíble.

Editorial Nuevos Clásicos

José Villanueva Criales y Fernando van de Wyngard (editores)

Nuevos Clásicos es una pequeña editorial (de La Paz) ‒cuyo nombre, por supuesto, es una ironía respecto a la tan querida o tan impugnada idea del canon en la literatura nacional‒ que se avoca principalmente a la producción de poesía contemporánea de Bolivia y a su reflexión.

Contando sólo desde su reciente constitución actual, contamos con seis títulos. Aunque en este proyecto convergen las creaciones y gestiones anteriores de los dos escritores y artistas que la conformamos, cuyas trayectorias suman tras de sí un importante cúmulo de otras publicaciones en esta misma y en otras áreas ‒algunas de ellas ya llevaban el sello que hemos decidido conservar‒. Como práctica editorial, nos sabemos existiendo en medio de muchos otros proyectos, iniciativas y propuestas, así como nos sabemos también inmersos en círculos de amistad y de vínculos de interés yuxtapuestos lo que muchas veces constituye un verdadero trabajo aparte…‒. Tener en mente esas pertenencias dinámicas es parte de una visión.

Sin embargo, las nuevas formas de hacer, de producir y de circular es lo que nos importa cuidar como un horizonte de creación. Así, la visualidad, la materialidad y la accesibilidad económica para los lectores constituyen un estándar que colocamos a la misma altura que la de las escrituras e imágenes mismas, por las que primeramente somos editores. Pensamos en cómo convertir los contenidos supuestamente intangibles en materialidades y visualidades apropiadas y concretas, acordes a una economía de lo menor.

Ese horizonte lo conforma también la comprensión de que, en la actualidad, los nuevos y más inquietantes sentidos en la creación y el pensamiento ‒tal vez, con menor validez para la escritura narrativa‒ están emergiendo por fuera de las instancias formales y tradicionales. Ello es lo que intentamos canalizar y también articular por medio de colaboraciones con otros proyectos equivalentes. Sin embargo, el conjunto de estas propuestas no alcanza a tocar los mundos académicos, críticos y comerciales establecidos. Entre ambos, se abre una zanja de mutuo desentendimiento. Por otra parte, todos sabemos que la exigua red formal establecida de editoriales y librerías nunca ha podido cubrir siquiera el territorio nacional, y ahora mismo está en peligro de retraerse aún más; Oruro lo sabe demasiado… La pequeña escena editorial independiente en Bolivia ‒vanidades mediante‒ está subsumida en la precariedad, a pesar del crucial papel que cumplen y de lo capital de muchas de las propuestas que movilizan.

Las editoriales independientes se encuentran en total dispersión de objetivos y esfuerzos, y no es infrecuente que se registren sin cesar nuevas apariciones y nuevas desapariciones. No es fácil consolidar este nicho de trabajo ya que no hay un mercado cultural, porque tampoco hay hábitos de consumo correspondiente ‒¿cuántas generaciones de universitarios asimilaron el hábito naturalizado de fotocopiar indiscriminadamente los textos de estudio y otros?; tal como hoy se naturaliza la demanda por el acceso gratuito a los pdf‒. En sentido estricto, no hay para las escrituras el correlato de una ‘industria cultural’ a nivel nacional, porque prevalece una mentalidad dominante que cuestiona y condena la relación entre cultura y economía como una forma degenerada más del anatemizado capitalismo ‒vale decir, que se comporta hipócritamente respecto a los valores culturales, preciando el apostolado o las acciones benéficas y “desinteresadas” sin considerar las condiciones materiales y sociales, reales y contingentes de su producción‒. Por su parte, la ‘informalidad’ de la economía (y de la propia jurisdicción) en Bolivia parecería favorecer el desarrollo un campo editorial independiente, sin embargo, lo cierto es que actúa en su contra ‒por medio de una inflacionaria oferta mercantil que interna en el país la incontrarrestable producción extranjera de gran escala; también la producción editorial de los grandes conglomerados que generan unos márgenes de utilidad para los libreros imposibles de generar con la producción local‒.

Al igual que en cualquier otra parte del mundo, debemos luchar contra el desequipamiento que el marco legal, institucional y financiero local nos impone, así como contra los hábitos de escepticismo y/o franco descrédito a lo literario.

Con la excepción ya mencionada de los narradores, no existe actualmente un diálogo recíproco entre los creadores y críticos bolivianos y sus respectivos pares en el exterior ‒cualquier tarea tendría que propiciar y asegurar un flujo sostenido en el tiempo, que sea de interés y provecho hacia ambos lados de la relación entre estas escenas culturales externas e interna‒. Desearíamos, por tanto, crear nuevas conversaciones que generen mayores corrientes de ventilación tanto desde adentro hacia afuera como de afuera hacia adentro; no sólo vender libros.

Sin embargo, nada de lo anterior es posible enfrentarlo solos y el sentido de la colaboración resulta ser un modo inexistente y bastante desconocido de operación en nuestro medio, más acá del ámbito puramente discursivo construido por los análisis culturales idealistas y/o idealizadores.

Reflexión de actualidad. Concebir todavía que vale la pena producir libros físicos ‒precisamente “en estos tiempos” y “en estas condiciones de excepción” dados por la pandemia, como condición de distancia y de detenimiento, a la vez que, de aceleración y de conectividad en ciertos aspectos de la vida social que conocíamos hasta entonces; esto hace que muchas cosas se hayan desvanecido de nuestro horizonte de preocupaciones, así como otras tantas se han exacerbado‒, y ello bajo ciertas exigencias materiales y visuales autoimpuestas y en escala reducida que provocaría el espanto de cualquier analista financiero… en lugar de apostar por la producción digital y por la circulación electrónica, parece ser un auténtico contrasentido. Sin embargo, nuestro ánimo como editores no sufre de semejantes sobresaltos. Nada de tribulaciones y mucho de apasionada entereza.

Los dos editores hemos publicado las escrituras de poesía de Inti Villasante (quien estudiaba Literatura para después volcarse a las artes sonoras por medios digitales, además de su recorrido como editor), de Giovanni Bello (quien está por culminar su doctorado en Historia, en USA, y anteriormente ha publicado una obra ensayística contundente que se enfoca en lo político de la contracultura), de Camilo Barriga (quien estudió Filosofía, también en USA, y que falleció el año pasado) y de Mikio Obuchi (que ha ganado reconocimientos por su obra cuentística), todos jóvenes autores cuyas búsquedas apuntan en muy distintas direcciones pero que enfrentan la escritura de un modo radical, que generan diversos desvíos singulares al estilo plano y al modelo hegemónico de entender la poesía, cada uno bajo un signo ético particular. Nuestra última publicación es acerca de la obra poético-visual (y performativa) de la también joven artista cruceña Graciela María González, que mereció elaborar un montaje de fragmentos textuales que pudieran poner palabras y reflexión para establecer una conversación con esta obra pensante. La reedición (cinco años después y bajo otras exigencias formales que la obra original) de Dios-Aparte (Fernando van e Wyngard) ha sido otra de nuestras producciones recientes. Por último, cabe destacar la publicación de un libro titulado Pregunta por el paisaje, resultado de que en el año 2017 se encargó a dos ensayistas partícipes e involucrados en este medio ‒Giovanni Bello y Fernando van de Wyngard‒ reflexionar acerca de “la poesía boliviana contemporánea”.

¿Dónde encuentras nuestras publicaciones? Además de nuestra participación en muchas ferias no institucionales, estamos presentes en el sitio de Nuevos Clásicos, en Instagram (https://www.istagram.com/nuevos clasicoseditorial/).